Revelaciones (Parte II)

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Dos camionetas negras marchaban por la carretera rumbo a París, siguiendo la ruta del tren lo más rápido que podían pues Stradivari estaba completamente convencido de que Nicolas seguía allí tratando de esconderse y huir a la condena que le esperaba si la chica no había sobrevivido a su halo de muerte. Quizás por eso y por las antiguas cuentas que el detective tenía pendientes con el fantasma, de vez en cuando pisaba el acelerador hasta que Reeve en el otro auto llamaba su atención con el pitido del claxon.

—Este hombre en algún momento va a matarnos— Alex señaló con fastidió intentando mantener la concentración en el libro que tenía entre las manos —Debería respetarme si sabe lo que le conviene. Necesito devorarme este libro sobre el Palacio Garnier antes de llegar a París-.

Reeve con su mirada puesta al frente y sus manos aferradas al volante se limitó a esbozar media sonrisa mientras negaba con la cabeza —No hay mucho que saber sobre la Ópera de París, si es necesario acceder allí, yo conozco el camino hacia... Él.- carraspeó su garganta —Hace unos cuantos siglos que no voy allí pero... aún recuerdo todo nítidamente Alex, tengo memoria fotográfica, igual que tú ¿Recuerdas?—.

La joven escuchó atentamente, mientras de a poco su atención se fue perdiendo de los párrafos y las letras para ubicarse en el color aceituna de los ojos de su maestro reflejados por el espejo retrovisor. Dejando el libro de lado, dejo escapar un enorme suspiro de resignación, había algunas dudas que tenía que aclarar, cuestionamientos que de quedar sin respuesta harían aún más difícil su misión. Necesitaba saber más de Nicolas y eso no lo encontraría en ningún libro, a su vez necesitaba saber más sobre el Fantasma enmascarado y de él solo encontraría especulaciones, mitos y leyendas en los libros, nada más que eso.

Meditó antes de dejar la pregunta al aire —Ser*— suspiró —Usted mencionó que no era la primera vez que Nicolas transportaba a un humano por El Velo— se detuvo, tratando de evaluar la mirada de su maestro, parecía que seguía con su atención fija al frente pero asintió, tratando de indicar que continuara —No sé si yo... quise entender que todas esas personas sobrevivieron de algún modo— concluyó con timidez —Si es así, si...- retomó el valor de su voz —Todas esas personas sobrevivieron ¿Porque acabaron en El Velo después? ¿Nicolas les contagió algo?, porque no entiendo, Nicolas los pasó por El Velo sin problemas pero aún así todos lo culpan de varias pérdidas.—

Seth Reeve ahora parecía meditabundo antes de responder, su boca se abría levemente pero sin emitir sonido aún. Asintió con resignación, haciendo de ese movimiento característico suyo el augurio del final de un silencio incomodo y lúgubre, donde todos los fantasmas de su pasado, todo lo visto en siglos regresaba a su mente con tanta claridad como si todo hubiera acontecido un día antes. A veces podía llegar a odiar tanto su mente y su memoria que todo almacenaba, bueno y malo sin distinción — Empecemos por partes— pronunció con duda -Lo... primero... que tienes que saber... es que... por aquel entonces Nicolas estaba vivo, así es... él puede que sea el primer humano pisando El Velo mucho antes de su hora— comentó el bibliotecario —Él... quería ser un violinista famoso, prodigioso, pero hizo tratos con la persona equivocada, con... el Fantasma de la Ópera. El Fantasma, le prometió enseñarle todo sobre las artes, la música, le dijo que pondría todo un París victoriano a sus pies— carraspeó, luego mojó sus labios antes de proseguir —Es fácil de creerle, tenía de cabeza a todo el París en el que viví por allí de 1800, Nicolas no puso nada en duda y se sometió a él y a sus cláusulas de contrato. Nicolas debía llevarle a cambio personas incautas a la guarida en la que se escondía su mentor—.

—En uno de los sótanos— Alex adelantó con apremio.

—Si, al séptimo sótano. Por aquel entonces yo trabajaba en la Policía de París y... y... las desapariciones comenzaron a hacerse notorias por lo que... hasta donde sé, el Fantasma enseñó a Nicolas el uso del Velo aún estando con vida— se encogió de hombros —Era necesario porque la ciudad empezó a ser custodiada de noche de Norte a Sur y de Este a Oeste— observó por un instante a la chica por el retrovisor —Se sabía que las personas que desaparecían jamás eran encontradas— su vista volvió a posarse en el frente —Que era, como si la tierra hubiera devorado hasta el último rastro, todos tenían miedo—. asintió sintiendo que su corazón pronto latía con fuerza y en su rostro se dibujaba la angustia y la desesperación, rastros, quizás de las emociones de aquellos años — Cierto, Nicolas los salvaba de morir durante el traslado en El Velo, pero algo pasaba en la guarida del Fantasma que, a las pocas horas nuevas almas ya estaban allí—. el silencio volvió a reinar por unos segundos más —Sí, es eso que estas pensando... Dime, ¿que otra criatura necesita de otras vidas para mantener la suya en perfectas condiciones y para que perdure tantos siglos? ¿Que otra criatura ataca de noche?—.

La violinista:  Una historia del Fantasma de la Ópera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora