Tobias
El aroma del desayuno inunda toda la casa, mis movimientos siendo distraídos al cocinar para mis dos chicas. Y el bebé. Los bebés, me corrijo mentalmente. Estos últimos son más latosos con los aromas, así que cruzo los dedos para que esto no provoque las nauseas matutinas de mi esposa.
Este segundo embarazo nos tiene más nerviosos a ambos, lo noté cuando Tris se mira el abdomen con algo de preocupación tras salir de la consulta médica, y sería hipócrita de mi parte no admitir el miedo que me recorre de los pies a la cabeza. Es estremecedor empezar a darle vueltas al mismo asunto, pero no puedo ignorarlo, cuando se vienen nueve meses, poco menos, para que recibamos a no solo, uno, sino dos bebés.
Annie lo tomó más tranquilo de lo que esperaba, pero hoy, en su cita médica, esperamos recibir mayores avances con su desarrollo físico o emocional tras el secuestro. Las secuelas habían sido difíciles de reconocer, y seguimos haciéndolo, aprendiendo del trauma para saber actuar con ella, pero en algunas empezamos a trabajar en cuanto las notamos. Tris y yo sabíamos que no recibiríamos a la misma niña a la que se llevaron... por culpa mía.
Suspiro, notando que estaba actuando en automático, porque ya tenía la mesa puesta y los cálidos desayunos en los platos correspondientes a mi mujer y a mi hija. Los tapo con una capa protectora y subo dispuesto a despertarlas a ambas: usualmente no los hago, pero el día lo requería y no debíamos retrasarnos.
Opto por abrir primero la puerta al cuarto de Annie, que me sorprende encontrarla aún dormida, y me dolía realmente romperle una siesta calmada de entre tantas que le han faltado. Entro silenciosamente, reconociendo el pequeño bulto al centro exacto de la cama: se remueve cuando le hablo, avisándole antes de acariciar lo que reconozco como su espalda, frotándola suavemente.
— Arriba, pequeña... buenos días — como respuesta obtengo un infantil quejido y un tenso estirar de brazos —. Eso es... poco a poco.
Se despierta igual que Tris, eran sumamente parecidas y mi esposa consideraba que era igualita a mí. No sé cuál había sido la mezcla exacta de cada uno para que ninguno pudiera negar que era nuestra hija. Se sienta, me mira, y se inclina a mi regazo en busca de un poco de cariño, el cual le otorgo con gozo, abrazándola y besando su frente.
— Hola... buenos días. ¿Dormiste bien? — ella asiente, pero era notable que sus ojitos adormilados se resistían a reaccionar completamente — ¿Ningún mal sueño?
— No recuerdo... — murmura, ocultándose en mi pecho. Era tan pequeña, y se sentía tan frágil... asiento como respuesta.
— No es necesario que recuerdes esos sueños feos. — me separo para poder darle orden a su cabello. A pesar de su edad, cada que dormía demasiado cálida, siempre se le colocaba como a los bebés recién salidos de una siesta. Era adorable.
Se deja hacer a mi gusto, cerrando los ojos con la plena confianza de que no la lastimaría de ninguna forma. La cargo al levantarme, balanceándome delicadamente con ella: la psicóloga nos había sugerido hacer una rutina así de delicada, pero sin romper las necesidades familiares y del día a día, así que lo siguiente que hago es en voz suave.
— Iremos a despertar a mamá... y bajaremos a desayunar antes de salir hacia tus citas médicas, ¿de acuerdo?
Inhala y suspira, no precisamente en desagrado, pero con algo de resignación. Asiente. — ¿Veremos a mi tía Scarlett?
— Seguramente, ella será quien te revise. ¿Te haría sentir más cómoda? — asiente de nuevo y yo beso su mejilla — Genial. Buscaremos que así sea. Vamos a despertar a mamá.
Entrar al cuarto que compartimos mi esposa y yo nos envuelve a ambos en un aroma a limpio, cálido. Manzanilla, de la loción para la cama: era de los pocos olores artificiales que Tris podía soportar y que incluso le agradaba demasiado.
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Entre tus brazos (Divergente) (VPT2)
Fanfiction[Segunda parte de "Vivir por ti (Divergente)"]