Tobias
La luz blanca de los pasillos del hospital se refleja sobre las brillantes baldosas y las ruedas de las camillas hacen un ruido sordo. Tris camina rápidamente enfrente de mí con la preocupación plasmada en el rostro mientras yo le sigo con paso ligero.
La detengo del brazo justo antes de que recupere el paso en dirección a su hermano, su pulso rebotando contra mis dedos.
— Recuérdalo, Tris, él necesita verte calmada. — le digo al ver las lágrimas cristalinas sobre sus mejillas. Ella asiente con el labio inferior entre los dientes, respira hondo y le limpio lentamente las lágrimas con las yemas de los pulgares y ella alza la vista a mi. Dejo un prolongado beso sobre su frente, las yemas de mis dedos rozando el nacimiento de su cabello.
Le pido mantener calma una vez más. Ella asiente, me mira detenidamente y se arroja contra mi pecho, mis brazos la envuelven con la necesidad plasmada en el gesto, tratando de reunir cada parte quebrada.
Damos vuelta en el pasillo que una de las enfermeras nos indicó y logro ver a Caleb en una de las sillas con el rostro entre las manos y los hombros sacudiéndose ante su llanto, no puedo evitar recordar los días que se convirtieron en semanas, en los que Tris estuvo en coma; las noches enteras llorando y pasar el día entre doctores y enfermeras con la esperanza de que alguien me diera información sobre mi chica. La perdí por casi dos meses. Él la ha perdido para siempre.
Tris casi corre hacia él. Los dos hermanos se unen en un abrazo y una muy pequeña sonrisa aparece en mi rostro al ver como Tris se tiene que poner de puntillas para rodearle el cuello a Caleb. Ninguno dice nada y los brazos de mi cuñado se aferran al pequeño cuerpo de mi mujer mientras sus sollozos inundan el lugar. Mi cuñado alza la vista hacia mi, sus ojos están hinchados como pelotas de golf e inyectados en sangre, mi mujer le murmura unas cuantas palabras al oído, a las cuales él asiente con algo de nostalgia, se separan y Tris frota su brazo con cariño, justo como hace conmigo cuando llego estresado del trabajo o cuando estoy molesto.
— Hey, Cuatro. — me saluda con voz ronca, chocamos las palmas y nos damos uno de esos típicos abrazos de hombres, palmeo su espalda un par de veces.
— Lo siento mucho.
Él solo asiente ante mis palabras; nos sentamos en las sillas que están pegadas a un extremo del pasillo, Caleb entre mi esposa y yo.
—¿Donde están Sam y Juliet?— pregunta mi esposa con la curiosidad y preocupación brillando en sus hermosos ojos.
— Están en casa, dormidas. No... — traga mi saliva y toma aire — No quería traerlas, se me hace un lugar poco apropiado para un par de niñas tan pequeñas.
— Podemos pasar por ellas camino a casa. — sugiere Tris y alza la vista hacia mi, asiento lentamente y ella toma la mano de Caleb.—¿Qué pasó? ¿Quieres hablar?
Pasan los minutos en total silencio, es en ese momento en el que la ausencia de sonido no siempre significa tranquilidad, no es un silencio pacifico. Es el tipo de silencio que te hace querer reventar cada pared existente.
— Fue un accidente de carro. —termina suspirando antes de recargarse en el respaldo de la silla. Aprieta los labios y noto sus manos temblar — Impactó contra otro auto, creo que el otro conductor huyó, no sé...—agua salada abandona sus ojos, sus frases deteniéndose por los hipidos — el... el volante le aplastó el pecho, le rompió las costillas y... — un par de lágrimas abandonan los ojos de Tris — sus pulmones... — sacude la cabeza intentando mantener a raya su llanto.— Intentaron ayudarla, pero ya era demasiado tarde. Dicen que murió al instante.
Ni Tris ni yo podemos hablar, ella acaricia sus nudillos suavemente y con ternura mientras su hermano llora. Pasa un buen rato y Caleb se calma un poco aunque tiene la mirada perdida y ella semblante intranquilo.
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Entre tus brazos (Divergente) (VPT2)
Fanfiction[Segunda parte de "Vivir por ti (Divergente)"]