Capítulo 1

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Tris

El sol de la tarde de finales de enero entra por las grandes ventanas del cuarto que comparto con mi esposo, posando sus ligeros rayos sobre el suelo; intento concentrarme en las líneas que leo en el libro en mi regazo, pero me dejo llevar por los pensamientos que me rondan por la cabeza y he callado desde hace un par de días.

Enlisto los síntomas básicos de un embarazo y no me toma más de dos segundos, teniéndolos todos amontonándose a raíz de la experiencia con Annie, pero me restriego los ojos con ambas manos intentando disipar la obviedad y buscar una salida extra.

Se me va la respiración al pensar en la reacción que tendría Tobias, tiro la cabeza hacia atrás y arrojo el libro contra el colchón: estiro un brazo y después de rebuscar entre mi ropa interior mis dedos se topan con la caja de la prueba de embarazo que compré hace poco.

Mis manos empiezan a temblar y tomo el pequeño aparato al escucharlo pitar, aún sin ver la pantallita y me siento en la orilla de la cama, ya que siento que las piernas se me vuelven de gelatina y que caeré en cualquier momento. Inhalo, exhalo; antes de girar la prueba de embarazo con los dedos la puerta del cuarto rechina.

— ¿Mami? — la voz dulce de Annie interrumpe mis pensamientos, giro la cabeza, dando un pequeño brinco y, de manera rápida, meto la prueba de embarazo entre el colchón y la base de la cama con una sola mano.

Mi niña tiene asomada solo la cabeza por la puerta de la habitación con los ojitos revoloteando en la habitación.

— Dejaste t-tu celular en mi-mi cuarto. — extiende su mano, sus pasos dudando al entrar.

— Gracias, pequeña. — respondo casi en un susurro y me agacho para dejar un beso en su frente, lo acepta con las manos entrelazándose a causa de los nervios, mi corazón latiendo descontrolado al ver el nombre de mi marido en la pantalla.

— Hola, amor. — saludo intentando sonar normal, aunque me tiembla un poco la voz.

Rezo porque no se note que estoy un poco alterada, ya que me conoce tan bien como para poder definir como estoy por una simple palabra o un simple gesto.

— Hola, Tris. ¿Cómo van las cosas? Sólo llamaba para preguntarte cómo estaban y cómo veías a Annie para poder salir a cenar. — cuestiona con esa sensual voz que me derrite por dentro.

El horizonte y sus últimos rayos iluminan el cielo pintándolo de naranja suave y rosa para abrirle paso a un profundo azul, es como una gran acuarela frente a mis ojos. Su calmada voz se abre paso por mis recuerdos del embarazo de nuestra pequeña.

— ¿Tris? ¿Estás ahí?

— Oh, sí, lo siento, si, está bien. — respondo atropelladamente, buscando con la mirada a Annie y al no encontrarla más en el cuarto suspiro.

— ¿Estás bien?— pregunta con la duda teñida en sus palabras en una combinación con la preocupación.

Lo sabía: se iba a dar cuenta. Asiento rápidamente, olvidando por un momento que no puede verme.

— Sí, sí, estoy bien — maldita sea, Beatrice, respira, respira.

—  Ya lo hablaremos — me advierte —. No me tardo, voy camino a casa.

— Me parece perfecto — recargo la frente en la fría pared y cierro los ojos, intentando relajarme, pero manteniendo el celular en el oído ya que ninguno de los dos ha cortado la llamada.

— Tris.

Su voz llena de nuevo mis oídos.

— ¿Mhm?

Entre tus brazos (Divergente) (VPT2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora