Capítulo 4: Soy

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Sabía que no sería del todo amable el hecho de querer escapar de ahí, pero también no era una opción quedarme, solo debía esperar el momento adecuado

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Sabía que no sería del todo amable el hecho de querer escapar de ahí, pero también no era una opción quedarme, solo debía esperar el momento adecuado.

Después de que terminara de contarme su historia me dijo que era un buen momento de partir al lugar donde estaban reunidos. Pense que quedaria pelón pero MejiWoo logró desenredar una parte y no me quedó mal, de hecho me quedo perfecto.

—¡Vamos!— no iba a mostrar dudas o mis intenciones de escapar, así que mientras buscaba la manera de escapar les seguiría la corriente.

Llegamos al lugar donde se suponía estaban todos, se trataba del comedor de aquella base, tenía sillones y otras cosas cómodas, pero ahí se encontraba solo RM. Sentía algo de incomodidad debido a la forma en que me miro escaneando todo mi cuerpo, regresó su vista a mis ojos, al cruzar miradas note que lucía sorprendido.

—¡Vaya! Eres hermoso— soltó de repente, sin tomar en cuenta cómo podría reaccionar ante tal mención, la sensación en mi pecho regreso tras esas palabras. Si la sangre recorriera mi cuerpo estaria rojo de la vergüenza que me dio. Estaba a punto de responder con una tontería, eso era seguro, pero por suerte escuchamos un grito.

—Es HoSeok, ¿ahora que lo habrá asustado?— Por ello MejiWoo salió dejándonos solos a RM y a mí. Se comenzaba a formar un silencio incómodo.

—Es la única razón hasta ahora por la cual no pierdo la cabeza— RM miraba con una sonrisa en su hermoso rostro hacia donde se había ido MejiWoo.

—Ella es una gran persona, se nota que te quiere mucho, juntos, tú y ella hacen una gran pareja de hermanos, al grado de que con tan solo un par de horas de conocerlos se eso, supongo que los demás ya saben que son los mejores— le dedique una sonrisa totalmente sincera.

—¿Tú crees?— su voz se había hecho un poco más suave y melancólica. Me miró después de tomar asiento en una parte del sillón más largo de ahí.

—Por su puesto, no se necesita mucho cerebro para darse cuenta de aquello— mi voz sonaba firme mientras me sentaba en el sillón frente a él. Se sentía una aura amena un poco melancólica, pero bastante agradable, cálida, para ser exactos.

—¿Tu tienes hermanos?— Y se fue a la mierda aquella aura. ¿Tenía hermanos? cómo lo iba a saber si ni siquiera recordaba mi verdadero nombre.

—Oh, tema sensible, ¿no?— noto mi cambio de humor y el como me perdía en mis pensamientos.

—Algo así— Sería un estúpido si le decía que no me acuerdo de si tenía familia porque era un zombie, así que solo le segui la corriente.

—Sabes, para mi el tema de la familia, en estos momentos, también son un tema difícil...— comenzó a mirar sus manos mientras terminaba de decir aquello, parecía que se debatía entre decir algo o quedarse callado.

—Más que un tema difícil, creo que es algo triste...— pensar que quizá fue mi misma familia quien me convirtió en zombie me ponía a pensar en muchas más cosas, en cosas como si tenía madre, padre, hermanos o incluso mascotas y en sí todos ellos están muertos. Pero también existía aquella posibilidad de que estuvieran vivos, que no supieran que soy un zombie y que me estuvieran buscando.

La historia de un zombie (NamJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora