Capítulo 21 - Notitas

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Me quedo casi media hora sentado afuera de la oficina del director esperando a que Jyaden salga, me tiemblan las piernas y me asusto cuando escucho la voz del Padre de Jyaden por el pasillo. Rápidamente me pongo de pie y me doy la vuelta por un pasillo en el que él no puede verme.

Escucho como él entra a la oficina y allí permanecen probablemente unos diez minutos, luego de eso sale el señor Beili con Jyaden atrás de él. Presiono mis labios algo intranquilo por la situación.

Puedo verlos pero ellos a mí no. Me asomo un poco más y noto que Jyaden está concentrado caminando con su teléfono en la mano. De pronto suena un mensaje en mi móvil y sonrío al notar que él me enviaba un mensaje a mí.

Jyaden: Todo está bien, no me suspendieron ya que era mi primera falla acá.

Hunter: ¿Qué hay de tu Padre? ¿Está enfadado?

Jyaden: Un poco, hablamos luego.

Ellos finalmente terminan saliendo del Colegio. Suspiro y una vez que las clases terminan me voy a casa ya que no me toca trabajar en la casa de los Beili.

A solas en mi cuarto me doy cuenta que lo extraño. Nunca había sentido esta preocupación por alguien más, a veces pienso que el Señor Beili es algo duro con Jyaden por cómo se comportaba antes y eso no me deja muy buen sabor de boca que digamos.

Escucho que mi Padre llega a casa y hago desvanecer todos mis pensamientos, presiono mis labios ya que no he preparado nada para cenar. Como nunca sé si llega o no.

Abro la puerta de mi cuarto lentamente y no lo veo a primera vista. Salgo de mi habitación y de pronto un cuerpo se me viene encima. Me caigo al suelo con mi Padre sobre mí, inconsciente por el alcohol que ha bebido.

—¿Papá? —pregunto, él solo abre la boca y asiente. Rodeo la mirada asqueado, me pongo de pie primero y luego lo levanto. Con toda mi fuerza de voluntad logro hacerlo llegar a su cuarto. Lo dejo sobre su cama, lleno un vaso con agua y saco las aspirinas que yo guardo en su mesita de noche. Le dejo dos allí y luego salgo de su cuarto.

Respiro agotado, hiervo un poco de agua y me hago un té. En silencio me siento en el viejo sofá a beber mi té y tratar de pensar que mi vida en esta casa es menos miserable de lo que ya es.

Agotado mentalmente me levanto para lavar la tasa y caminar hacia mi cuarto. Al desconectar mi teléfono del cargador de batería noto que tengo cinco mensajes de Jyaden sin leer.

Sacudo mi cabello mientras tomo asiento en mi cama y leo.

Jyaden: Estoy súper mega castigado. Me han quitado hasta la Xbox, como si yo en realidad usara esa cosa. No puedo salir a menos que sea para el Colegio. Me siento como un niño tonto de 13 años.

Hunter: Lo siento mucho, no sé qué más puedo decirte. Me siento mal por ti.

Jyaden: No te preocupes, ¿Qué hay de Alex?

Le explico a Jyaden que después de la pelea, busqué a mi amigo pero él se sentía más culpable que yo por la situación, de todos modos está muy agradecido con Jyaden ya que haberle dado aquel hermoso golpe a ese chico, era un sueño para Alexandre.

Me quedo otro rato mandándoles mensajes a Jyaden hasta que se hace tarde y él y yo debemos dormir. Por suerte no le han quitado el móvil, así el contacto entre él y yo no va a desaparecer.

Al otro día, duermo más de la cuenta, despierto 20 minutos atrasado. Me levanto más rápido de lo que jamás me levanté. Ni siquiera alcanzo a hacerme algo de desayuno. Supongo que tendré que comer algo en la cafetería hoy.

Debo SalvarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora