Mi turno laboral está casi por terminar o tal vez ya acabó hace un buen rato, pero sé que Papá hoy está en casa así que prefiero llegar lo más tarde posible a mi hogar. Decidido de aquello, tomo asiento en la cocina de la casa de los Beili y comienzo a tirar uno por uno los porotos grises hacia la gigantesca olla que tengo frente a mí. Según ordenes que me diera la cocinera antes de irse hace un rato a quien sabe dónde.
Los dejaré cocinando y luego me iré.
Uno. Tres. Cuarenta y dos. Setenta y nueve. Cuento los porotos cuando los dejo caer en el agua helada pero pierdo la cuenta cuando Vee se asoma a la cocina y entrecierra la mirada al verme aún allí en casa.
-Hunter, ¿Qué haces acá? -Pregunta ella -Son como las 9:45 de la noche.
-Se me hizo tarde -miento -Pero ya estoy por irme.
-¿Quieres que te lleve a casa? -Dice mientras camina hacia la nevera y toma una de las botellas de agua que estaban allí -Uno de mis amigos pasará por mí y si quieres, te dejo en casa.
-No gracias -respondo, no creo que sea buena idea relacionarme con sus amigos los cuales no conozco para nada -Hey pero... ¿Vas a salir? Tus Padres aún no llegan a casa.
-Créeme que poco les interesará si salgo -Vee presiona sus labios y levanta los hombros con resignación.
-¿Qué hay de Jyaden?
-¿Qué sucede con él? -Vee toma un sorbo de agua desde su botella y humedece sus labios a la vez.
-Creo... creo que está enfermo -trato de sonar lo más casual posible para que ella no note que siento un poco de preocupación por su hermano -Vino hace un rato con dolor de cabeza y se veía algo mal.
-De seguro no es nada -responde la chica mientras vuelve a dejar la botella de agua en la nevera y la bocina de un auto suena afuera de casa -¿Seguro que no quieres que te pase a dejar?
-Completamente -Vee se me acerca y me besa la mejilla, me sonríe por última vez y luego escucho que choca con alguien al abrir la puerta.
Un par de oraciones se transforman en murmullos en mis oídos, tal vez sus Padres han llegado. Me pongo de pie y dejo la olla con los porotos a fuego lento y en el rato que empiezo a ordenar la cocina para irme, Charlie aparece y pregunta por Jyaden.
-Está en su cuarto -le digo, él asiente sin agradecer la respuesta y solo se da media vuelta para comenzar a subir las escaleras que lo llevan al cuarto del chico.
Me muerdo mi labio inferior con algo de incomodidad al recordar lo que le dije a Jyaden de Charlie hace unos días, me siento muy culpable por sentirme culpable lo cual es un trabalenguas horrible en mi mente. Sacudo mi cabeza ligeramente cuando me lanzo mi mochila a la espalda y camino por los pasillos de la casa buscando la salida.
Saco mi teléfono del bolsillo, lo enciendo para ver qué hora es y en ese momento Charlie grita mi nombre detrás de mí y me obliga a girarme.
Veo que él me mira enfadado, se me acerca a paso lento y en mi interior le doy la bienvenida a los insultos de su parte, probablemente Jyaden le dijo lo que yo pensaba y ahora Charlie viene a encararme y a defenderse. Y con justa razón obviamente.
-Hunter -dice él con un murmullo -Jyaden dice que no quiere que nadie lo moleste -No era lo que yo pensaba. Que salvada.
-O...okay -digo confundido -Yo ya me voy de todos modos así que...
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Debo Salvarte
Teen FictionHunter es uno de los chicos más trabajadores que puedan existir. A sus 17 años ya ha tenido mas de 20 empleos y siempre esta buscando las mejores oportunidades de la vida. Tener un Padre abusivo y ebrio no es para nada lo que Hunter pensó de su juve...