Capítulo 18 - Pregúntaselo

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El fin de semana libre que nos dio el señor Beili a todos los que trabajamos en su casa finalmente termina, cuando es miércoles debo regresar a su casa. Le insisto a Jyaden de que no es necesario que él pase por mí, pero de todos aparece frente a mi casa aún cuando yo tomaría el autobús.

—¿Quieres olvidar la existencia del autobús? —Dice Jyaden mientras conduce a su casa —Estoy yo.

—Claro —digo con sarcasmo —¿Eres mi chofer ahora? Si salgo de un trabajo a las seis de la mañana, ¿Vas a ir por mí?

—Ya lo hice —dice él orgulloso. Aquello me deja en silencio ya que había olvidado completamente eso.

Una vez que llegamos a su casa. Entro primero yo al lugar y me encuentro con los dueños del hogar, los saludo cordialmente puesto que no los había visto al menos no después de que llegaron de sus vacaciones.

Un par de saludos y luego ya estoy en la cocina, me quedo a solas por mucho rato hasta que el Padre de Jyaden aparece en el lugar y me dice que la cocinera de la casa está enferma y si puedo preparar yo la cena. Asiento fingiendo que todo está bien, cuando el señor Beili se marcha susurro un par de maldiciones puesto que comienzo a creer que la cocinera de la casa es una sinvergüenza, todas las veces cansada o enferma y termino haciendo todo solo.

Decido simplemente hacer una lasaña bastante común, empiezo a cocer las hojas de la lasaña en una olla con agua hirviendo y luego separo todos los ingredientes.

—¿Puedes prepararme un café? —Dice Jyaden, quien aparece en la puerta y me mira con algo de desagrado —Mejor un jugo de naranja... no espera, ¿Sabes preparar batidos de frambuesa?

—Tengo una mejor idea —digo fingiendo enfado —Puedo preparar café, un par de huevos fritos, tostadas... ¿Te parece?

—No, qué asco.

—¿Es en serio? —digo rodeando la mirada. Jyaden suelta una carcajada y luego niega tratando de que se me vaya aquel enfado falso.

—Es broma ¿Si? Mil veces desayunaría aquello contigo —Jyaden se muerde su labio inferior, se me acerca para besarme pero luego pasa por mi lado hacia la nevera y saca una gaseosa pequeña —¿Vas a hacer algo esta noche?

—No sé —digo de forma pensativa —Regresamos el próximo lunes a clases y quiero adelantar un poco de la materia que van a pasar y...

—Aburrido... —dice él, haciendo énfasis al hablar —Hay que salir ¿Si?

—Mis horas de estudio están primero.

—Pues estúdiame a mí entonces —dice él levantando los hombros con despreocupación mientras le da un sorbo a su bebida, levanto mi brazo y le empujo un poco la botella, Jyaden se moja algo su cuello y eso se vuelve algo demasiado gracioso para mí.

—Lo siento —digo riendo.

—Vas a arrepentirte de esto ¿Lo sabes, no? —dice él riendo igual que yo.

—Hey —ambos nos volteamos y vemos a Vee de pie en la puerta —¿Qué hay?

—Hola —susurro —No sabía que estabas en casa, no te había visto.

—De hecho acabo de llegar —dice Vee con una sonrisa —Escuche risas y creí que eran Jyaden con Charlie.

—Nos estábamos riendo con Hunter —le dice Jyaden a su hermana mientras toma una servilleta y se limpia un poco la bebida que se le derramó —Regreso luego —Jyaden pasa por al lado de Vee y esta se lo queda viendo de forma extraña.

—¿Sucede algo? —continúo preparando la cena, tomo asiento y me acerco a la mesa para empezar a armar todo el asunto de una vez por todas.

—Es Jyaden —dice ella algo confundida —Hace un par de semanas, estaba llorando y diciendo que tenía el corazón roto, hablaba de irse a estudiar a New York tal como Papá le había aconsejado... y ahora... y ahora está acá —Vee toma asiento frente a mí y mantiene distancia con la mirada —¿Qué cambió?

Debo SalvarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora