Capítulo 40 - Los quizá y los quiero

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—¡¿Por qué te comportas así?! La cagué, lo reconozco y lo siento, pero no puedes estar enfadado conmigo simplemente por la mierda que descubriste de tu Madre.

—Puedo estar enfadado con quien quiera y las veces que yo quiera.

—Pues entonces también deberías ser un poco más responsable ¿Sabes? Le inventé a mi Padre que estabas muy enfermo y que por eso no habías ido a trabajar hoy a casa.

—A la mierda eso.

—No estará hablando en serio.

—Jyaden, lárgate de acá. Déjame solo.

—Dímelo otra vez; Dime que me vaya y me iré, pero no me vuelvas a llamar ¿De acuerdo?

—... Lárgate —Asiento con mucha molestia, paso por al lado de Hunter y me subo a mi auto. Enciendo el motor lo más rápido que puedo y conduzco a toda velocidad para salir de allí, si me quedo cerca de Hunter le diré muchas cosas que de seguro me arrepentiré el día de mañana.

Detengo mi auto a unas 10 o 12 calles lejos de su casa, respiro profundamente pero luego grito furioso y golpeo el freno de mano. Dejo caer mi cabeza, sacudo mi cabello y luego vuelvo a conducir para mi casa.

Estaciono mi auto de la peor forma que puedo, entro a mi casa sin saludar a nadie y le doy un portazo a la puerta de mi habitación, pateo el pequeño basurero que está cerca de mi escritorio, lo papeles y las basuras vuelan por el suelo.

Jyaden, lárgate de acá. Déjame solo —Como si la vida de Hunter no fuera lo suficientemente desastrosa, vengo yo y lo hago estar al borde de reprobar las materias en el Colegio. Está enfadado, muy enfadado conmigo, más que nunca ¡Y no soporto eso!

—¿Jyaden? —Me volteo seguramente con llamas en mis ojos, Vee entra de forma lenta a mi cuarto y cierra delicadamente la puerta, aparta la mirada un momento pero luego se me acerca y me mira a los ojos —¿Qué te sucede?

—Quiero estar solo.

—¿Sucede algo?

—¿Qué palabra no entendiste de quiero estar solo?

—Vale —dice Vee asintiendo en voz baja —Estaré en mi cuarto si quieres hablar —Mi hermana me entrega una pequeña sonrisa de amabilidad, paso la mano por mi rostro y exhausto le digo que se quede.

—Lo siento —susurro —Estoy algo... enojado.

—Si quieres puedes hablar conmigo —Le narro a Veenus todo desde un comienzo, comenzando la historia del cementerio con la tumba falsa de la madre de Hunter hasta la mandada al diablo que mi novio me dio hace unos veinte minutos —¿Es vuestra primera pelea?

—No lo sé —digo, dejando el basurero con los papeles dentro de nuevo y casi pidiéndole unas disculpas mentales ya que no suelo patear y desquitar mi rabia con mis cosas —A estas alturas creo que es como la tercera o quinta —Él y yo peleábamos todo el tiempo cuando yo lo trataba mal, también está la vez que sufrió un ataque de pánico por el cansancio que sintió en las vacaciones y me gritó bastante, cuando Charlie inventó que me había acostado con él recientemente, cuando trataba mal a Alexandre y él lo defendía antes de ser novios, entre otras que de seguro existen pero no recuerdo ahora —Soy un asco de persona ¿No?

—¡No! ¿Por qué dices eso?

—Voy a ser la causa por la que Hunter no consiga una beca para la universidad, haberle apagado la alarma aquel día será la piedra de diez kilos en la mochila de nuestra relación —tomo asiento al lado de ella, mis manos tocan el cubrecamas y de inmediato me siento triste —si es que nuestra relación sigue.

Debo SalvarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora