CERO Y VAN DOS

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Clarke

Cuando ví que casi chocan a perrito, no se que me dió... Por un momento dejé de pensar en lo que era mi vida y recordé lo sucedido con mi hermano... El ver al perro a punto de ser atropellado me llevo a la escena nuevamente y evalúe la posibilidad de no dejar perder una vida más si podía detenerlo.

Gracias al cielo ni el animal ni yo corrimos peligro... Entonces llegó una preocupación más, no encontramos sus dueños, no tenía collar, así que ¿Que íbamos a hacer Lexa y yo? Ella sugirió llevarlo a una perrera, yo no estaba muy segura de que quizás encontrarán una buena familia que lo adoptará... Y cuando lo vi con sus ojitos color marrón y todo el una ternura entonces evalúe la posibilidad de ser yo su madre y quien más sino Lexa para acompañarme en esta experiencia de ser madres... Por un momento creí que Lexa  no dejaría que nos lo quedáramos, pero señores ella aceptó... Eso me produjo tal sentimiento que lo único que en ese momento se me ocurrió hacer fue besarla.

Ahora íbamos de camino a su casa donde se quedaría mientras yo hablaba con Jake para ver si me lo podía quedar yo... Aunque viendo cómo se llevaban Beily y ella supe que quizás esa no sería una opción, el a cada nada demandaba su atención mediante ladridos... Seamos francos, ¿Quién no querría tener la atención de Lexa? Yo me sentía morir cada vez que me miraba justo como lo estaba haciendo en este momento, con total adoración.

- Por poco me muero cuando ví que el carro casi te choca. - dijo Lexa

- No pasó nada, solo fue el susto... Además mira a este lindo chico que nos quedó como recompensa por el susto.

- Si bueno... Quién sería mejor mamá que tú para este pequeño.

- Pues si... Aunque el te quiere más a ti que a mi.

- No lo creo... el no me querría más a mi que a su heroína.

- Pues dicelo a él.

- Puedes creer lo que dice tu mamá... Dice que me quieres más a mi que a ella. - le dijo Lexa a Beily, este movió su colita y busco pasarse al asiento donde estaba ella.

- Ves, ves... Esta tragado de ti. Quizás hasta más que yo. - hay no eso lo dije en voz alta, se me subió el color a la cara. Fije mi vista ocupandola en otro campo de visión, note que comenzó a disminuir la velocidad del coche y a continuación sentí las manos de Lexa justo en mi barbilla. No tuve de otra que fijar mi mirada en ella, estaba con media sonrisa.

- Pues yo también estoy absoluta e irremediablemente tragada de ti. - al oír sus palabras mi corazón dió un vuelco intentando salir de su lugar para instalarse en mi boca. Lexa se acercó poco a poco a mi fijando su vista en mis labios y yo en los de ella, siguió acercándose hasta tal punto que podía sentir su aliento entremezcladose con el mío, entonces llegó el ansiado beso. Comenzó suave, con mucha dulzura, casi como el roce de la seda, y luego poco a poco se fue volviendo más y más exigente. Sentí su lengua acariciar mi labio inferior pidiendo entrada en mi boca y yo sin ninguna reserva le dí permiso para entrar en ella e invadirla al completo.

Sus manos se posaron entonces una en mi nuca y otra en mi cintura intentando acercarme a ella todo lo que nuestros puestos nos permitiera, yo coloque las mías en su cintura sintiendo como se amoldaban a la perfección, escuché como un pequeño gemido salió de su garganta y murió en mi boca al rozar con mis dedos una pequeña porción de su espalda que quedó al descubierto dada nuestras posiciones, y entonces cuando menos lo esperaba sentí un lenguetazo en mi mejilla y no tenía que ser adivina para saber quién había apagado el momento tan intenso que estábamos teniendo Lexa y yo, Beily.

Me separé entonces de Lexa y fije mi vista en sus labios que ya estaban un poco hinchados y enrrogecidos por el beso y no tenía que verme a un espejo para saber que yo tambien tenía mis labios igual que ella, Lexa me sonrió y sentí mis mejillas arder.

Un amor con  todas sus letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora