Cárcel llamada instituto

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Escucho el graznido de un cuervo, pero no le tomo importancia hasta que noto algo sobre mi y después un molesto dolor en la cara.

-¡Serás...!- grito despertándome de golpe -¡¿Me has picado?!

El culpable era un cuervo negro que estaba sobre mi, este alza el vuelo hasta posarse en mi escritorio.

-¡Podías haber usado un despertador u otra cosa!- le reclamo.

Minutos después la puerta de mi habitación es abierta y por ella entra una chica rubia con un cepillo en las manos.

-¡Ahora te las verás conmigo ladrón!- grita levantando el arma para golpear en mi dirección.

-¡Espera bruta!- le grito viendo el objeto venir hacia mi.

Sorprendida, cierro los ojos esperando el golpe, pero este no llegó. Cuando abro los ojos lentamente, veo que alguien detuvo el cepillo a escasos centímetros de mi.

-¡Tyler!- digo mirando a mi salvador, un chico de pelo castaño que le quitaba el arma a la rubia y la dejaba en la esquina.

-¡¿Pero a vosotras que os pasa en la cabeza?!- grita de golpe al girarse.

-Pensaba que la estaban atacando- explica Amy como una niña pequeña e inocente.

-En realida querías golpear a Felix- le digo viendo sus intenciones -Como siempre.

-Odio a ese gato- dice mirándolo mal.

-Es un cuervo Amy, un cuervo- dice Tyler tocándose el puente de la nariz frustrado.

-Era un gato solo que ella- dice acusándome con el dedo -Lo transformó en un cuervo para que no me molestara porque sabe que odio los gatos.

-Bueno, vayamos a desayunar o llegaremos tarde a clases- dice Tyler saliendo por la puerta.

-Y después dicen que yo soy la loca- digo para mi misma levantándome de la cama.

-Te he oído- dice Amy -Y si lo eres u olvidaste lo de anoche- dice saliendo.

Después de desayunar y arreglarnos, nos fuimos al instituto en el coche de Tyler.

-Sientense- dice el Señor Walter, el profesor de lengua, al entrar a clase.

Mientras tanto os explicaré todo, o bueno casi todo. Empezaré por el por qué Amy, Tyler y yo vivimos en la misma casa, por si no os habeis dado cuenta esta mañana. Amy, mi mejor amiga, es una chica rubia con los ojos marrones y un toque de verde, alta, guapa y delgada, que buenos son los genes de los lobos. Tyler, nuestro mejor amigo, es un chico castaño con ojos verdes, muy guapo y musculoso, eso es por el entrenamiento de los cazadores. Por último, estoy yo, con mi pelo negro y ojos azules, alta, más o menos como Amy y delgada. Lo sé, somos un grupo muy rarito: una loba, un cazador, el cual es enemigo de las criaturas mágicas y una chica con poderes que apenas sabe controlar.

Amy y yo a veces podemos ser demasiado extrovertidas y con nuestros raros cambios de humor no hay quién nos entienda, nunca nos estamos quietas y siempre nos metemos en lios, en cambio, Tyler es más calmado, aunque si tiene que ponerse serio lo hace, siempre es él el que nos saca de los problemas, a veces se desespera y pierde los nervios con nosotras como esta mañana, pero ¿quién no? Amy y yo podemos volver loco a cualquiera.

-Señorita Mitch, ¿ha entendido algo de lo que he explicado?- dice el profesor de lengua.

-¿Sí?- digo no muy segura, normal, si no estaba atendiendo.

-¿Quiere entonces explicárselo a sus compañeros?- dice haciéndo un gesto con la cabeza para que hable.

-Ehhh...- digo sin saber que decir -¿Las palabras... son muy importantes... para comunicarse?- digo mirando a Tyler quién se golpea la frente con su mano.

-Por lo menos lo has intentado, lo que has dicho es verdad, pero no es eso lo que he explicado- dice el profesor levantándose antes de que el timbre sonara.

Así terminó la primera clase y dió comienzo a la segunda, me tocaba historia con Amy. Nos sentamos juntas al final de la clase para hablar.

-Nos toca con Brown, Shit Brown- susurra Amy riendo mientras el profesor de historia explicaba.

-Muy buena- le digo riéndome bajito con ella y es que nuestro profesor se llamaba Set.

-Se me acaba de ocurrir hace nada- dice mi rubia amiga.

-En qué pensaría su madre para llamarlo así- digo negando con la cabeza.

En ese momento el profesor nos estaba mirando junto con algunos alumnos, creo que me escuchó con su super oído de lobo y es que en esta escuela había criaturas mágicas. Pero las que predominaban eran los lobos, como Amy, ella era una loba.

-Señorita Jones, Señorita Mitch, vayan al despacho del director- dijo el profesor cabreado.

-Te escuchó- dijo Amy en mi oído.

-Pero tú también estas castigada- le suelto con una sonrisa levantándome.

Acto seguido Amy también se levantó y salimos de la clase rumbo al despacho del director.

-Hola TT- dijo Amy entrando sin llamar.

-Dejad que adivine, os han castigado- dijo el director.

-Como siempre- le contesto.

-¿Quién esta vez?- dice sonriendo.

-Brown- dice Amy sentándose en una silla -Entonces... ¿nos castigará?

-Limpiareis las mesas del comedor después de las clases.

-¡En serio!- gritamos las dos -¡Es asqueroso, has visto como dejan el comedor!

-No os podeis librar siempre de los castigos- dice sin preocupación el director Turner -Además necesito que alguien lo haga, pero nadie se ofrece.

-Bieeen- decimos las dos para salir arrastrando los pies.

-Esto es una cárcel, en vez de un instituto- dice Amy, nunca he estado más de acuerdo con ella y asiento con la cabeza dándole la razón.

A la hora del almuerzo, nos sentamos con Tyler en nuestra mesa.

-¿Encontraron a la chica de ayer? La que perseguimos anoche por el bosque- dice un chico rubio oscuro de ojos miel que estaba sentado en una mesa cerca mia.

-No, le perdimos la pista junto con el lobo que la ayudo- dice otro chico moreno con ojos marrones.

Bueno parece ser que los lobos de anoche no saben de nosotros, eso es bueno, al parecer el hechizo funcionaba bien. Anoche nos colamos en la casa de los Alphas para buscar una cosa, el registro de la manada. Necesitaba buscar algo y Amy y Tyler se ofrecieron a ayudarme, pero justo cuando encontramos el registro nos pillaron y salimos de allí. Lo raro es que los lobos vinieron solo a por mi. Y los lobos que estaban sentados en esa mesa eran el futuro Alpha y Beta. ¿Casualidades de la vida? Ya lo creo.

-Lana- dijo Tyler sacándome de mis pensamiento -¿Cuándo se pasará el hechizo de ocultar nuestra esencia?- susurra.

-Eso es, ¿cuándo?- preguntó Amy.

-Se quitará cuando pasen doce horas- les dije sin importancia. En cambio, el hechizo de cambio de Amy terminó cuando llegamos a casa.

-Ah, se me olvidaba- dice Amy mirando a Tyler -Nos han castigado para esta tarde.

-¡¿Otra vez?!- dice Tyler.

Las dos asentimos con la cabeza.

La última brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora