Dormida

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-¿La ves?- le pregunto a Marc mientras camino agarrando la mano de Jane.

-No- dice fastidiado -Hay demasiada gente y no consigo captar su olor. Si por lo menos tuviera algo suyo- dice frustrado.

-No te desanimes- le digo poniendo mi mano libre en su hombro.

Miré alrededor, esperando ver a la mujer, pero no sabía ni cómo era ni cuál era su aspecto. Buscaba por lo menos a una mujer preocupada y nerviosa, que buscase con la mirada a alguien.

-"Me encanta"- escuché en mi cabeza la voz de una joven mirando un colgante unos metros más allá de dónde estábamos.

-"Creo que este me servirá"- pensó un chico a mi lado mirando lo que acababa de comprar.

Intenté alejar todos esos pensamientos que venía a mi cabeza cuando, de repente, pasó uno que me llamó la atención.

-"¿Qué voy a hacer? Es culpa mia, me despiste y la perdí"- oía una voz triste y arrepentida -"Soy una madre horrible, ¿y si le ha pasado algo?"- luego de eso oí sollozos mientras los pensamientos se volvían difíciles de entender.

-La tengo- solté llamando la atención de Marc y de la niña.

-Mi mamá- dijo la niña esperanzada.

-Sí, vamos- le dije caminando hasta donde oía los sollozos.

-¿Cómo...- preguntó Marc confuso mientras nos seguía.

En menos de un minuto, ví a una mujer con lágrimas en los ojos, aguantando sus ganas de llorar. Cuando la pequeña la vió, la llamó y corrió hacia ella. La mujer al verla tambien corrió a su encuentro y la abrazó. Mientras escuchaba como agradecía interiormente y lloraba de alegría.

-Gracias- dijo la pequeña sonriendo.

-De nada- le dije agachándome a su altura.

La pequeña me abrazó y después hizo lo mismo con Marc. La madre nos agradeció y las dos se fueron sonriendo.

-¡Adios!- gritó la pequeña despidiéndose.

-Me siento bien- dijo Marc mirándome.

-Es porque la hemos podido ayudar- le digo sonriendo.

-Si has sido tú la que ha encontrado a su madre- dice dándome todo el mérito.

-Tú también has ayudado- le recuerdo.

-Sí, pero tú sabías dónde estaba- dice sorprendido -¿Cómo?

-Intentaba bloquear mi mente hasta que di con sus pensamiento- le contesto.

-Eres asombrosa- dice haciéndome sonrojar.

Después de esa tarde, Marc me llevó a casa y se quedó a cenar con nosotros. Ya más tarde lo acompañé a la puerta y me despedí de él.

-Nos vemos- me dice dándome un beso en los labios.

-Te quiero- le digo muy feliz.

-Yo más- dijo él guiñándome el ojo para luego marcharse.

Al día siguiente le conté a mi madre que pude controlar un poco mis poderes. Pero eso no bastaba, se acercaba el sábado y con él la fiesta y mi cumpleaños. Mi madre me ayudaba con lo que podía, pero estaba agobiada porque no sabía que hacer, no quedaban muchos días. El viernes me acosté nerviosa, no sabía que iba a pasar mañana. Pronto el sueño me venció y caí dormida.

Narrador

Era viernes por la noche y Claire estaba nerviosa, junto a ella estaba Félix. Los dos sentados en el sofá esperaban a que el reloj diera las doce de la noche, donde daría comienzo el inicio del siguiente día.

-Me preocupa- dijo Claire a Félix en su forma de gato.

-Es fuerte, miau- le contestó el gato -Lo conseguirá.

-Eso espero- suspiró la mujer.

Los dos confiaban en Lana, pero a su manera. Félix sabía que ella era fuerte y podría con todo, en cambio, Claire temía perderla después de haberla recuperado. Ella sabía que su hija era fuerte, pero era su madre y se preocupaba mucho por ella, llegando a ser un poco sobreprotectora.

-Ve a descansar, miau- le dijo Félix -Iré con ella.

La mujer asintió y se fue a dormir. Félix, al verla marchar, se bajó del sofá y caminó hacia la habitación de Lana, se subió a la cama y la revisó, estaba dormida. Más tranquilo, sabiendo que estaba bien, se acomodó al lado de la chica y se durmió. Todos, incluídos los lobos, dormían tranquilos esa noche, pero había algo que no sabían y es que el sábado por la mañana, Lana no despertaría.

-¡¿Está bien?!- preguntó Marc entrando en la casa.

-El doctor ha dicho que sí, pero...- dijo Amy con lágrimas en los ojos.

-Está en una especie de coma- termina Tyler por ella mientras la consuela.

En ese momento, a Marc se le vino el alma al suelo, Lana estaba en coma. Esa mañana, Claire había ido a despertar a Lana, pero esta no despertaba, así que llamó corriendo a James, el padre de Marc. El hombre trajo al doctor de la manada para que la revisara. Marc, que estaba en el instituto por la fiesta que se celebraría hoy, recibió la noticia y acudió rápido dejando todo.

-Gracias James- dijo la madre de Lana abatida al padre de Marc.

-Es la novia de mi hijo es lo menos que podía hacer- dijo él.

-Se que también te preocupas por ella- dijo la mujer sonriendo triste.

-Me voy a la manada, te dejó al doctor por si ocurre algún cambio en ella- dijo escapando de allí.

En el fondo, el hombre si estaba preocupado por la chica, pero no lo iba a admitir, era un lobo después de todo y esos animales se caracterizaban por su orgullo.

-¿Quién eres?- preguntó Lana haciendo eco.

Se hallaba en un espacio en blanco, no había nada y el tiempo no transcurría de forma normal. Estaba en su mente, encerrada. No sabía como había llegado, pero cuando lo hizo solo escuchaba voces que la confundían. Le preguntaban una y otra vez quién era ella.

-¡Ya lo he dicho! ¡Me llamo Lana!- gritó al vacio.

-¿Quién eres realmente?- preguntó una voz en su cabeza haciendo eco.

-Soy Lana- susurró ya sin saber qué quería la voz que dijera.

La última brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora