Bajo control

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-Intenta mantener la mente fuera- me repetía mi madre.

-Lo intento, pero no puedo- digo rendida.

Estabamos en el salón de la casa, delante de mi estaban Tyler y Amy sentados en el sofá, mientras que mi madre se mantenía de pie cerca de mi.

-Empieza de nuevo- me dice mi madre.

-Bien- le contesto.

Me concentré en mis amigos y en tener la mente ocupada para no escuchar lo que pensaban. Sí, resulta que ahora tenía dos dones, cosa que a mi madre le preocupó y me hizo entrenar más. Llevaba ya varios días intentando mantener mi mente alejada de los pensamientos de las personas, pero todos me llegaban como una avalancha.

-"Tú puedes Lana, ánimo"- escuchaba decir a Tyler.

-"Quiero irme a comer"- gritaba Amy en su mente cansada de todo esto.

-No puedo- repetí de nuevo.

-Lana, dentro de poco tendrás 18 años y tus poderes con ellos, sino aprendes a controlarlos o suprimirlos no quiero imaginar que pasará- me dijo mi madre con preocupación.

-Esta bien, pero intentémoslo mañana- le digo cansada -Ya no puedo más y tengo hambre- digo haciendo que Amy se levantara de un salto.

Cuando mi madre se enteró en la enfermería de mi segundo don, rápidamente se puso a hacer un nuevo horario además de explicarme que tener dos dones complicaba muchas cosas. Podía leer las mentes y ver el futuro en mis sueños, si volvía a surgir otro don tendría que estar preparada, aunque era algo muy raro.

-Gracias, empezaba a tener hambre- me dice Amy.

-De nada, leer las mentes no es tan malo después de todo- le digo sonriendo.

En el instituto, la fiesta estaba casi lista. Marc y sus amigos dirigían todos los preparativos de la fiesta. El día se acercaba y con él, mi cumpleaños. Eso me preocupaba pues todavía no estaba lista.

-¿Crees que lo conseguirás para cuando llegue el día?- me preguntó Amy.

-No lo sé- digo un poco desanimada -Los sueños no han vuelto a aparecer y no soy capaz de controlarlos tampoco. Aparecen cuando quieren.

-Ánimo, seguro que lo consigues- me anima.

-Intenta solo suprimirlos, aunque no los controles, bloquealos- dice Tyler acercándose a nosotras.

-Tampoco sé cómo hacerlo- digo fastidiada.

-Pues concéntrate en hacer solo eso y no en controlarlos- me vuelve a decir.

-Está bien, pero cambiemos de tema, no quiero seguir escuchando algo que tenga que ver con mis poderes- digo molesta.

-De acuerdo- dice Tyler.

La semana pasaba y yo seguía entrenando con mi madre. En el instituto veía a Marc con sus amigos y comíamos todos juntos, de vez en cuando se nos unía Noa. Eso sí, cuando salía de allí, me tenía que tomar algo para la cabeza porque escuchaba muchas voces a la vez, aunque no tantas como al principio.

-¿Cómo estás?- me pregunta Marc mirándome preocupado -¿Te duele la cabeza?

-Últimamente no escucho tantas voces- le digo para tranquilizarlo.

-Eso significa que por fin están sirviendo las clases con tu madre- dice Tyler expresando su alegría al oír lo que había dicho.

-Sí, puede ser- digo encogiéndome de hombros.

-¿Te apetece salir hoy?- me pregunta Marc llamando mi atención -Si quieres, claro

-Sííí, por supuesto que sí quiero- digo asintiendo con energía.

La última brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora