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HUYENDO EN DIRECCIÓN THE MIDDLE OF NOWHERE.

Regresamos al presente.
Nuestro primer momento YoonMin aparece, disfrutenlo.

[...]

Alejandra y yo hemos salido a un pub, discoteca o como quiera que la gente categorice este antro del infierno. Ella se ha vestido como una chica de la noche (no es crítica, ella misma lo ha dicho cuando se ha visto el vestido de licra y encaje puesto) y yo de frígido asocial, como viene siendo costumbre. Eso quiere decir que no me ha apetecido arreglarme y me he puesto unos jeans, una camiseta sencilla y zapatos muy a lo casual. Estoy lindo, pero no se puede competir con Alejandra cuando se arregla así y menos aún con sus ganas de follar a lo salvaje esta noche. Y cuando una chica quiere follar una noche… folla. Así que veo un desfile de hombres frente a nosotros a los que les falta desplegar una cola llena de plumas y colores. El baile del pavo real. Alejandra está encantada cuando dos se nos acercan para invitarnos a un mojito. Qué típico, por Dios. Yo pongo cara de pocos amigos y ella es toda sonrisas. No me extraña nada que, pasado un rato, ella se disculpe, me lleve al baño y me amenace con pegarme en público si no soy más simpático.

Es que no me apetece— le respondo muy valiente.

Pues a mí sí me apetece darme una alegría. Así que finge un rato y luego le rechazas.

Yo no soy ningún calientapollas.

Pues o lo eres o te abres de piernas, porque si no la que te abre soy yo.

Me enfurruño. ¿Lo importante no debería ser que estuviéramos los dos juntos? Odio cuando la cosa va de "consigue pene y corre". Pero debo admitir que la pobre Alejandra lleva una temporada mala (novio putero, ligue eyaculador precoz y una noche con un tal "gatillator"), así que se merece que le vaya bien esta noche.

Finjo una sonrisa y me acuerdo de la madre y de la hermana de Jungkook,
maestras de la falsedad. Cojo aire y voy trás Alejandra.

Ponme otro— le digo al camarero cuando me apoyo en la barra —Y que sea doble, por el amor de Dios.

El zagal que está intentando enrollarse con Alejandra es guapetón; podríamos decir incluso que está bueno. El que me ha tocado a mí… no. Sin paños calientes: es el amigo simpático. Y la verdad es que es supersimpático, pero se depila demasiado las cejas como para pasarlo por alto y darle un revolcón. Me está comentando que no se le da bien eso del gimnasio y contándome historias de sus fracasos con el deporte. Yo bebo y sonrío. A veces asiento o digo: "¿sí?" o "¡no me digas!" y él se queda contento. Estos hombres…

Alejandra ya ha pasado la barrera del coqueteo verbal y está contoneándose al ritmo de la música. Qué bien se le da a la hija de puta ligar en los bares. Y yo sigo con mi despliegue de expresiones de asentimiento, viéndola canturrear |mamita loca, cosita linda, con ese cuerpo es que tú te ves divina|.

Maldito Jungkook. No dejo de pensar en él. Hasta con esta banda sonora de cuestionable gusto.

Media hora después me doy cuenta de que no me queda dinero en efectivo
para seguir matando ciertos recuerdos con alcohol y decido que voy en busca de un cajero. Se lo digo al chico que está tratando de arrastrarme a la pista de baile y aunque insiste en invitarme él, consigo quitármelo de encima. Creo que se da cuenta de que no va a sacar (ni meter) nada, porque al acercarme a Alejandra para avisarle, atisbo por el rabillo del ojo que se acerca a un grupo de mujeres en busca de nuevas presas a las que contarles que una vez hasta se cayó de la cinta de correr porque odia hacer ejercicio en espacios cerrados.

Persiguiendo a Jimin | YOONMIN•JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora