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PASANDO… ¡POR FIN!

Volvemos al pasado, con Jimin y Jungkook.
Aquí viene algo grande, disfruten.

[...]

Bajé a las nueve menos cuarto del sábado al portal y me sorprendí al comprobar que Jungkook ya se encontraba allí. Había salido del coche y estaba apoyado en su carrocería, mirándome. Un burbujeo subió por mi estómago y sonreí. En la boca de Jungkook también se dibujó una sonrisa.

Hola— saludé al llegar junto a él —Qué puntual.

Estás increíble— me dijo dejando una mano en mi cintura y tomándome el cuello con la otra. Su pulgar me acarició la piel de la nuca y la ropa interior me hormigueó pidiendo meterse en su bolsillo. Pero llevaba pantalones. No era fácil que escapara por una de las perneras de mi pantalón. Apreté los muslos por
si acaso.

No es nada. Solo unos jeans y una camisa.

Pero ¡qué falso! Me había pasado toda la tarde probándome ropa. Incluso
había estado a punto de ir a comprarme algo especial para la ocasión. Al final elegí mis jeans ajustados preferidos, y una camisa negra ligeramente transparente. Encima llevaba una chaqueta de cuero entallada y a los pies unos zapatos con un poco de plataforma, muy cómodos, con los que sabía que
podría aguantar en el caso de que la cosa se alargara hasta el infinito.

Jungkook sí que estaba espectacular. Se había puesto unos jeans y una camisa a cuadros, bajo una chaqueta de cuero que le quedaba… ¡Ufffffff, cómo le quedaba!

¿Has crecido?— me preguntó apoyándose otra vez en la puerta del coche, conmigo tomándome por la cintura.

Sí, unos cuantos centímetros.

Me solté delicadamente de sus manos y caminé hacia la otra parte del  coche. Cuando estaba a punto de abrir la puerta, sintiéndome súper sexi, me tropecé con el bordillo y estampé la cabeza contra la ventanilla.

—¿Jimin?— preguntó divertido Jungkook con los brazos apoyados sobre el capó.

Estoy bien— dije.

Pero… ¿cómo lo has hecho?

Al meterme en el coche le vi reírse entre dientes mientras mascaba un
chicle.

Eres un bad boy encerrado en el cuerpo de un presumido "niño bien"— le solté mientras me frotaba el golpe de la frente. No contestó. Hizo una pompa con el chicle y metió en el GPS la dirección que le había facilitado en un mensaje de texto. Mi querida (y pesada) amiga, Susana, había decidido celebrar su cumpleaños más o menos donde acaba La Comarca y hace frontera con Rivendel, así que
estuvimos un buen rato en el coche para poner a tono el ambiente de tensión sexual que se respiraba ya desde la noche anterior. No sé él, pero yo me había llenado de fantasías eróticas culminantes.

El cruce de mensajes no había hecho
más que avivarlo todo. No hablamos del asunto, pero su elección musical me hizo pensar que quizá estábamos creando un poco de atmósfera.

¿Qué disco es este? ¿El de cojer?— le dije.

Jungkook se giró hacia mí con una sonrisa.

Persiguiendo a Jimin | YOONMIN•JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora