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QUERERME… ¿ES DIFÍCIL?

De vuelta al pasado, disfruten.
Pobre Jimin, en este cap no sé si quiero darle un abrazo para consolarlo o un zape (golpe en la cabeza) para que reaccione.

[...]


Jungkook y yo fuimos, más pronto que tarde, una pareja. Salíamos a cenar, veíamos una película, nos contábamos cosas que nos agobiaban, preparábamos la comida en casa los fines de semana, despertábamos juntos y además de hacer la cama, también la deshacíamos muy a menudo. Muy, muy, muy, muy, muy,
muy, muy, muy, muy, muy a menudo.

Con las llaves de su casa en mi poder (cosa que me pareció arriesgadísima
por su parte), pude darle sorpresas de las que a Jungkook le gustaban. Y era fácil adivinar qué tipo de sorpresas le gustaban, claro.

Un jueves me di cuenta de que  ya había pasado mi ciclo hormonal. El sábado era mi cumpleaños y Jungkook y yo habíamos planeado algo especial, pero estaba demasiado impaciente.

Lo esperaba como quien espera, no
sé, cobrar el boleto premiado de la lotería. Pensé, así, fugazmente, que a Jungkook le encantaría saber que iba a poder dejar de usar sus pequeños archienemigos de látex, que al parecer le daban picor, pero… miré el reloj de pulsera. Eran las doce de la noche y aunque resultaba una locura ir a su casa esperando que estuviera despierto y con ganas…, ¿cuándo considero yo que las locuras es mejor no hacerlas? Metí en una bolsa de mano unas cuantas cosas para vestirme al día siguiente para ir a trabajar, unas cositas de aseo y me fui.

Tomé un taxi y entré al portal con la copia de las llaves que me había dado. Subí las escaleras despacio y cuando llegué, abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Suelo hacerlo cuando trato de ser silencioso. Me como percheros, tropiezo con macetas… Pero lo hice muy bien. Me recibió la oscuridad total y el silencio.

Eran las doce y media ya. Cerré despacio la puerta y puse el seguro.
Me metí en la habitación temiendo que no estuviera, que lo hubiera encontrado yéndose de parranda (que es una expresión que utiliza mi madre y que siempre me ha parecido setentera y adorable), pero lo encontré profundamente dormido, de lado, con el brazo derecho bajo la almohada y el izquierdo por encima.

Me dieron ganas de hacerle una foto, pero si se despertaba con el fogonazo de un flash igual le daba un infarto, me pegaba una paliza y después entregaba mi cadáver a la policía para que me detuvieran por loco acosador. Así que me abstuve.

Dejé la bolsa junto a la cómoda y me desnudé. Después, solo con la ropa
interior, me abrí paso bajo las sábanas hasta llegar junto a él. Le besé el cuello y se removió. Olía delicioso. Llevé la mano hacia su abdomen y volvió a removerse, colocándose boca arriba. ¡Qué fácil me lo estaba poniendo! Bajé la mano mientras le besaba el cuello y le mordisqueaba muy suavemente el lóbulo de la oreja. Me encontré con que todo él estaba dormido. Jamás se la había tocado tan flácida. Me dio hasta la risa… pero poco, porque no tardó ni quince segundos en reaccionar brutalmente con una erección de kilo. Seguí acariciándole, de arriba abajo, suave, despacio y, aún en sueños, gruñó de placer.

Entreabrió los labios y dejó escapar un gemido que le hizo pestañear.

Después de unos cuantos pestañeos abrió los ojos y, respirando hondo, se giró hacia mí.

Nene…— murmuró.

Estaba en casa…, no podía dejar de pensar en ti y…

Sigue— Cerró los ojos.

Negué con la cabeza y le insté a quitarse el pantalón de pijama negro que llevaba. Yo me quité el boxer y cuando se tumbó entre mis piernas, colé su erección desnuda dentro de mí. Resbaló con suavidad hasta llegar al final y los dos gemimos.

Persiguiendo a Jimin | YOONMIN•JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora