17

114 7 3
                                    

ENVÍO URGENTE

Volvemos al presente.

[...]


Cuando me llaman de recepción para decirme que tienen un mensajero
preguntando por mí salto de mi silla y emocionado correteo hasta allí dando pasitos saltarines con mis nuevos zapatos, que me encantan. Pero más me va a gustar volver a sostener mi móvil. Pienso acunarlo y abrazarlo
para que entienda que ha regresado a casa y que papá no se separará más de él.

Me cruzo con Jungkook en la puerta de cristal que accede a la recepción. Él entra, yo salgo. Como siempre; la vida misma. Viene con cara de haber tenido una de esas reuniones que tanto odia. Si fuera por él se encerraría en su despacho a trabajar sin relacionarse con nadie, pero como es un niño presumido muy bien educado, tiene un buen don de socializar. La mala actitud se la deja para cuando vuelve a estar con alguien de confianza.

¿Has vuelto a comprar por Internet, Park?— dice con desinterés.

No. Es un regalo— Y sonrío tanto que me duelen las comisuras de los
labios.

Odio que me llame Park. Y sé por qué lo hace. Lo hace porque llamarme
Jimin, como cuando estábamos juntos, es raro. Park impone distancia. Seguro que se empeña en no decir mi nombre por todas las veces que sí lo dijo follando, cuando estábamos juntos. Pero paso de todo eso. Ahora tengo que dar la bienvenida a mi móvil.

Firmo la nota de entrega del mensajero, le doy un beso en la calva, tomo la caja y vuelvo a mi sitio. Jungkook tiene la puerta del despacho abierta de par en par. Supongo que le pica la curiosidad y quiere saber qué hay en la caja y sobre todo quién me lo manda. El perro del hortelano (que no come ni deja comer), le llaman.

Me inquieta que la caja sea tan grande. Quizá se deba a que no encontró otra más pequeña. O a lo mejor tiene más cosas dentro.

La abro con cuidado ayudándome de unas tijeras. Hay inquietud y curiosidad por ver qué contiene la caja, pero todos disimulan.

Dentro hay un montón de bolitas de
poliespán entre las que rebusco hasta encontrar unos bultos y un sobre pequeñito. Lo saco y lo rasgo, impaciente por saber si es una nota de Yoongi o solo la típica tarjetita educada escrita por el asistente de turno. Y al verla me parto de risa.
Todos mis compañeros me miran, incluido Jungkook. La leo para mí:

"No quiero ser el culpable de que no puedas presumir de fotos, te compliques la vida y no uses
ropa interior pequeña y pervertida. Úsalo todo con moderación y no enseñes mucho los pezones".

Rebusco de nuevo con una sonrisa de imbécil en la cara y saco mi móvil,
apagado. Lleva pegado un post-it amarillo en el que pone: "Lo violé en tu ausencia."

Eso me hace soltar una nueva carcajada y siento los ojos de Jungkook clavarse en mi cabello. Pero tengo muchas cosas que descubrir aún dentro de la caja. Meto la mano y al sacarla, arrastro un tubo de cartón de esos que se utilizan para guardar papeles sin que se arruguen. Al destaparlo encuentro una foto. Somos nosotros dos en su coche. Ha impreso la foto y no solo eso, la ha firmado. Pone en marcador negro: "Para el chico listo que cree en el amor y que disfruta viéndome acariciar una guitarra". La dejo encima de la mesa y salto de alegría mientras doy palmas. Mis amigas se van a morir cuando lo vean. Más de una ya me ha dicho que sin pruebas gráficas jamás creerá mi historia, a pesar de que Alejandra me hizo jurar toda mi narración encima del disco Songs about Jane y yo nunca juraría por Maroon 5 en vano.

Meto la mano otra vez y saco una caja negra de cartón. La abro por arriba y me asomo dentro. Por el rabillo del
ojo veo que Jungkook se ha levantado y que viene hacia mí.

Persiguiendo a Jimin | YOONMIN•JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora