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ME DAS CANDELA…

Volvemos al pasado.

[...]

El lunes no fue complicado disimular que Jungkook y yo nos habíamos pasado el fin de semana revolcándonos en nuestro propio sudor sexual. Lo realmente difícil fue soportar las agujetas. Y es que para aguantar los maratones sexuales que el caballero necesitaba, uno debía tener cierto nivel de condición física, del que yo, por supuesto tenía, pero no muy acostumbrado a aplicarlo por tanto tiempo en este tipo de actividades, ustedes me entienden.

Como habíamos planeado el domingo, el lunes apenas nos miramos. Bueno, lo hicimos lo habitual. Un par de comentarios maliciosos, como siempre, un par de caiditas de pestañas y yo pasando lo máximo posible delante de él. Para castigarle con el vaivén de mis caderas, como él decía. En ningún momento me pareció que aquello fuera peligroso para mí y para mi situación laboral.

A la salida, nos vimos en mi casa y cada uno llegamos allí por separado. Nos besamos en los labios a modo de saludo y Jungkook me llevó directamente a mi dormitorio, donde se quitó el abrigo y empezó a desabrocharse los zapatos con la clara intención de quedarse desnudo.

Menos mal que yo ya había estado
comentando el asunto con mis amigas y había recabado todos los consejos posibles.

Oye, mameluco— dije con una espléndida sonrisa en los labios.

¿Qué me has llamado?— contestó mirándome divertido.

¿Quién te crees que eres?— y al decirlo la sonrisa se me había torcido en una mueca maligna —¿Crees que te voy a dejar entrar en mi casa y que sin decir palabra alguna voy a estamparme en la cama para que tú te satisfagas?

Jungkook levantó la ceja izquierda y se rio.

Llevo todo el día pensando en esto. No creo que tú hayas podido pensar en otra cosa tampoco.

—Cómprate una muñeca inflable— Me apoyé en el marco de la puerta y después salí hacia la cocina, donde me puse a servir dos copas de vino.

Jungkook me siguió y le pasé una de ellas. Dio un sorbo al vino, dejó la copa sobre la encimera y después me envolvió entre sus brazos. Me apartó el pelo y comenzó a susurrarme al oído:

Quiero hacerte tantas cosas que me duele— Me tomó la mano y se la llevó a la entrepierna.

¿Y qué quieres que haga yo?— contesté con aire inocente mientras le sobaba.

Quiero que me quites toda la ropa, que te pongas de rodillas y te la tragues entera mientras te agarro del cabello.

Le miré sorprendido. Maldición con Jungkook. Qué razón tenía al imaginarlo que en la cama tenía una boca muy sucia.

¿Y qué placer voy a encontrar yo en eso?

—En eso no lo sé. Pero después yo mismo me encargaré de que lo pases
bien.

Apreté los labios entre mis dedos índice y pulgar y después le pregunté:

Me tomas por un tipo fácil, ¿no es eso?

—No— Negó repetidas veces con la cabeza. Dio otro trago a su copa y después se volvió a acercar a mi cuello —Pero esto… ¿no era un trato entre dos adultos que saben lo que se hacen?

Moví la cabeza, negando también.

No. Esto va de un hombre que, cuando quiera darse cuenta, va a estar a mis pies. Deberías empezar ya a besar por donde yo piso, para tomar práctica.

Persiguiendo a Jimin | YOONMIN•JIKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora