|TERMINADA|
Esta es la historia de una joven estudiante cuya vida cambia drásticamente cuando la ofrecen hacer unas prácticas de fisioterapia en la selección española durante el Mundial 2018.
¿Que pasará cuando está joven culé conozca a la sensación...
Hoy despertamos todos con mejor humor, sabíamos que habíamos decepcionado a mucho aficionados con la eliminación pero también sabíamos que habían muchos que seguían apoyándonos y que valoraban el esfuerzo que habíamos echo.
Durante toda la mañana tuvimos una conversación todos los miembros de la selección, donde yo me lleve la alegría de que querían que continuase trabajando con ellos y donde también tuvimos que escuchar las últimas palabras de muchos componentes que consideraban que está era su última aparición con la roja.
Hubo también algunos temas que no se solucionaron como el futuro de Hierro o el de algunos futbolistas que por edad también parecía su último años.
Se llegó a la conclusión que desde ya intentariamos ir planificando las siguientes competiciones, ya que no queríamos llevarnos ninguna sorpresa más. Teníamos que conseguir levantarnos de esta e ir a tope a por la Eurocopa 2020.
Después fuimos a comer todos juntos en lo que sería la última comida aquí en Rusia porque esta tarde volvíamos a Madrid.
Ya en el vuelo que nos traía a casa me senté al lado de Marco, mientras que Lucía se sentó al lado de Piqué a modo de despedida ya que Gerard nos dio a entender que dejaba la selección.
Con Marco íbamos hablando de Leticia, por lo que me contaba el mallorquín su novia le había engañado con un ruso, por lo que decidió dejarla porque aparte de infinitas infidelidades la relación no funcionaba.
Pobrecillo encima de la eliminación tenía que lidiar con esta ruptura, aunque he de admitir que yo me alegraba de que ya no tuviese novia. Intenté animarle un poco haciéndole reír, pero parecía muy cansado. El resto del viaje se lo paso dormido en mi hombro, al parecer él paso una noche todavía peor que la mía.
Al llegar al aeropuerto de Barajas nos despedimos unos de otros, lo cierto es que les echaría a todos un poco de menos, porque les había cogido mucho cariño en este tiempo.
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Algunos se quedaron en el aeropuerto porque todavía debían coger otro vuelo que les llevase a su ciudad y el resto salimos juntos en un autocar que nos llevaría a la cuidad deportiva de las Rozas donde tenían sus coches.
Yo no tenía mi coche allí porque el primer día que vine me dejaron mis amigas, pero tuve que ir hasta allí para firmar el contrato que me ofrecieron esta misma mañana.
Durante el camino iba hablando con Lucía que me dijo que durante el año casi no había trabajo porque no habían partidos de la selección, pero que cuando los había independientemente de si eran amistosos o partidos oficiales tenía que estar lista para dejarlo todo el ir a trabajar.
Al llegar a la ciudad deportiva nos despedimos los que quedábamos deseandonos un buen verano.
Entre a firmar el contrato, me ofrecieron dejarme unos días para pensar, pero la verdad es que no había nada que pensar me encantó la experiencia y eso que no acabo como esperaba. Y pensar que al principio quería hacer las prácticas en un hospital, menos mal que no me dio la nota.
Al salir, me fui con la maleta a ver si conseguía ver algún taxi, con la decepción de la derrota se me olvidó decirle a mi madre que viniese a recogerme.
Cansada de dar vueltas me senté en un banco cerca de la carretera, si algún taxi decidía pasar seguro que lo vería desde el banco.
Al rato se paro un coche en frente de mi, el conductor bajo y se empiezo a acercar, cuando estuvo lo bastante cerca me di cuenta de que era Marco.
-¿ Que haces aquí sentada?- me pregunto sentándose a mi lado.
- Esperar a un taxi - dije como si fuese lo más obvio del mundo - ¿y tu?
- He tenido que volver porque se mehabía olvidado una cosa - dijo rascándose la cabeza y añadió - ¿Sabes que por aquí casi no pasan taxis no?
- No, con razónllevoaquí media hora esperando y aun no a pasado ninguno - dije riéndome.
- Menos mal que eres guapa, porquela inteligencia no es tu fuerte - dijo en broma riéndose, mientras yo le miraba haciéndome la ofendida e intentando no reírme también - ¿ Quieres que te lleve?
- Si, porfii- dije, lo último que me apetecía era ir a buscar un taxi a otro lado.
- Vale, pues vamos - dijo mientras se ponía de pie y me extendía su mano.
Fuimos al coche y como todo caballero me abrió la puerta, cuando entro le dije que a mi no hacía falta que me abriese la puerta porque tenía manos y podía usarlas, recordándole el día que nos chocamos en el pasillo y me dijo eso para no recoger los papeles que me había tirado, a lo que el me contesto que era una gruñona y que siempre estropeaba los momentos románticos, también me dijo que ya que tenía manos que las usase y me pusiese el cinturón, vaya viaje nos esperaba hasta mi casa.