Disculpas

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-Ahhh, estoy muy lleno, Jin! Quiero irme a dormir de vuelta! Por qué cocinaste tanto? –se quejó Yoongi, estirándose en la silla de la cocina.

-Si cocino poco te quejás, si cocino mucho te quejás! No te cocino más!

-Así agradecés mis constantes cuidados y cariños, Seokjin? A vos te parece?

Seokjin resopló, poniendo cara de puchero, lo que hizo que Yoongi pusiera cara de asco.

- Mueran, cachetes –dijo, mientras hundía dos dedos en cada moflete inflado de Jin, sacándole todo el aire.

Ambos se rieron, y Yoongi se levantó a limpiar los platos que habían usado, mientras Jin se terminaba de preparar para el día.

Mientras se acercaban al Instituto, Yoongi le preguntó:

- Cómo te sentís?

- Nervioso. Pero bien. Hoy voy a saber de una vez por todas qué pasó realmente.

- Bien. No te espero entonces. Hoy se juntaban algunos otros profesores a tomar algo. Por ahí vaya. Los odio, pero ya que mi mejor amigo me abandona un viernes por la tarde, no me queda otra que socializar con gente que odio. Ves por lo que me hacés pasar?

- Perdón Yoongi. Andá a saber, por ahí no pasa nada y te puedo acompañar. O puedo ir más tarde. Avisame, sí?

- Puede ser. Puede que conozca al amor de mi vida en el bar. Eso pasa seguido, no?

- Woah, bebé. Hablando de amor. Esperá que marco este día en el calendario.

- Callate. Es tu culpa.

- Jajajaja, te quiero Yoongi.

- Lo sé.

Se separaron al entrar al Instituto, y Jin se dirigió a su aula.

Sus ojos se dirigieron automáticamente al asiento de Jungkook, que levantó la vista al oir la puerta, y lo miró a los ojos. Levantó algunos dedos en señal de saludo, tímidamente, y Seokjin movió la cabeza levemente. Saludó a todos en voz alta, y comenzó a dictar la clase.

Jungkook trataba de no participar, y se quedaba en silencio. Se lo notaba apenado.

Los minutos no pasaban lo suficientemente rápido. Necesitaba hablar con él y sacarse las dudas que tenía. Necesitaba saberlo.

Después de lo que parecieron varias horas, dio por terminada la clase, y sus alumnos se fueron. Taehyung se fue último y cerró la puerta, dándole una miraba cómplice a Jungkook.

Vió el aula vacía y a él acercarse con la cabeza gacha.

Jin se sentó en su escritorio, y esperó.

Jungkook se agarró de las manos, y jugó con el dobladillo de su campera, parecía un nene chiquito que había roto un florero. Le dio ternura.

- Seokjin.. Yo.. –susurró- Quería pedirte disculpas por haberme ido de la manera que me fui el otro día.

- Está bien.

Jungkook lo miró rápidamente, y siguió:

- Yo no.. no sé bien por qué me fui. No me dí cuenta que habías preparado el desayuno. Sólo.. vi al profesor Min tan cerca tuyo que yo.. no sé.. empecé a sentirme mal, y..

-Jungkook.. –dijo, haciendo que aquel levantara la mirada- Yoongi es mi amigo. Es mi mejor amigo, por cierto. Tiene las llaves de mi casa, y puede entrar cuando quiere porque así es nuestra amistad, y eso debería estar bien. Yo.. no quiero problemas, Jungkook. Si te invité a mi casa era porque quería estar con vos. Y no voy a estar con vos si me pasan cosas con alguien más. Simplemente no es la clase de persona que soy.

- Entiendo.. perdón por haber sacado conclusiones sin preguntarte. No sé por qué me puse tan celoso.

- Jungkook.. –suspiró Jin, sin saber bien qué decir- Me gustás. Vos. Me gustás vos. No debería, pero lo hago..

Jin estiró un brazo y tomó una de las manos de Jungkook, empujándolo hacia él. Jungkook se mostró sobresaltado, pero se movió sin dudar.

- Vos también me gustás. Muchísimo –dijo Jungkook, soltándole la mano, y subiendo ambas a su rostro- Y me da un poco de miedo, porque no te conozco mucho, y sin embargo estoy sintiendo cosas muy fuertes, y.. Deberíamos..? haber ido más despacio..? Ni siquiera fuimos en una cita y ya..

Seokjin se rió, sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas.

- Una cita? Eso querés hacer conmigo?

- Sí, quiero hacer muchas cosas con vos..

- Cómo qué cosas? –preguntó, acercando a Jungkook de la cintura.

- Bueno.. me gustaría que vayamos un día al cine, y después a comer. Pasearíamos de noche por algún lugar lindo y comeríamos helado.. Te gusta el helado?

- Claro.. –sonrió Jin.

- Y después de tomar helado, te compraría otro helado más, sabés? Y todos los que quieras hasta que me pidas por favor que no te compre helado por un mes.

- Tanto?

- Sí. Quiero pasear hasta que se nos cansen los pies, y volver a casa y tirarnos en la cama a descansar. Podemos escuchar música con la luz apagada, y quedarnos charlando hasta la madrugada. Me podés contar todas las cosas que te gustan, y yo las mías.

- Eso suena lindo..

Jungkook sonrió.

- Perdoname, Jin.. –le dijo, acercándose a su rostro- Nunca quise hacerte sentir mal. Tuve miedo y me fui. Es algo que hago, pero no quiero hacer más. Me quiero arriesgar con vos. Quiero hacerte bien.. me dejás hacerte bien?

Seokjin asintió, y empujó con las piernas a Jungkook hacia sí mismo. Jungkook sonrió al darse cuenta de lo que estaba haciendo, y se acercó rápidamente, tomando su rostro entre sus manos, y buscando sus labios. Se besaron lentamente, sintiendo cómo el otro sonreía entre besos. Jungkook besó los labios suaves de Jin, aliviado de poder hacerlo nuevamente, dejando sus temores atrás por el momento. Esto se sentía bien, entonces estaba bien. Se sentía muy bien.

Seokjin pasó los brazos por los hombres de Jungkook, y lo atrajo más cerca. Jungkook quedó entre las rodillas de Jin, que seguía sentado sobre el escritorio. Continuó besando a Jin, abrazándolo por la cintura. Lamió su labio inferior, pidiéndole permiso para entrar, y Jin movió la cabeza para dejarle lugar. Su lengua se encontró con la del mayor, y se sintió increíblemente bien. La calidez de Jin lo hizo temblar, y buscó más. Quería más. Sus besos se volvieron más profundos, y comenzó a apretarse más contra Jin. Sus manos subían y bajaban por sus muslos, mientras sentía como Jin lo atraía hacia sí con las piernas.

- N.. no..

- Perdón –dijo Jungkook, alejándose.

- No, perdón no.. sólo.. –miró hacia la puerta del aula- Cerrala con llave.

Jungkook miró con los ojos enormes a Jin, quien estaba sentado en la mesa, con las piernas entreabiertas, y los labios rojísimos de los besos que le había dado.

Lo vió asentir, y se apresuró a trabar la puerta.

Profesor Kim Seok Jin - Escritura CreativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora