Capítulo IV

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Kenneth P.D.V

Ver la sonrisa del niño me gustaba.

No importa cuán perdido en mi mismo estuviese, una sonrisa así era capaz de cambiar la vida de cualquiera.

Incluso la mía.

Después de pasar el día con ellos fui a mi departamento, sólo y frío, me estaba volviendo un sentimental, pero no negaría que había disfrutado ese sábado.

Pero hoy era lunes, volvíamos a la realidad.

Iba llegando a la empresa, aún era temprano y apenas la recepcionista y algunos trabajadores iban llegando.

Shadia aún no llegaba.

Verla sonreír y ser feliz con su hijo me mostró que, esa faceta de profesionalismo sólo era parte de su trabajo.

La hermosa pelirroja aunque testaruda que ocupaba la oficina al lado de la mía no existe fuera de estas paredes.

Era carismática, amable y protectora.
Y eso no ayudaba con el deseo que sentía por ella.

Llegar, subir y sentarme. Eso hice. Menos de 15 minutos después llegó ella.

De reojo y haciéndome el que revisaba unos papeles vi, como soltó su bolso y camino a la pequeña cocina del piso por mi café.

Después entró, y como siempre la admire.

- Buenos días, jefe - me sonrió y escuche una parte de mi destrozarse.

Jefe. Auch.

- Buenos días - contesté seco.

Si en esas estábamos, en esa estaríamos.

Durante unos minutos me leyó la agenda y a lo único que prestaba atención era al momento donde pensaba que diría mi nombre, pero, de sus labios sólo salían un "Señor Jacobs o Jefe"

- Puedes rerirarte, Shadia - mencioné a propósito.

- Si, jefe - quise reír pero de nada valía.

Sabía que lo que había sucedido el sábado no cambiaba nada entre nosotros, no en horas laborales.

Sonreí.

Tome las llaves y pase a la oficina de al lado.

- Acompañeme, Shadia - la escuche bufar y sonrei de lado.

- Señor, en 10 minutos es la video conferencia con los turcos - comenta.

Subimos al ascensor.

- La cancela de camino - puedo jurar que todo los ojos.

Amargada.

Quería preguntar por Kyle pero estaba claro que ella evitaría el tema.

Al llegar al estacionamiento, James nos saluda y mi secretaria, como siempre es encantadora con él.

No podríamos decir lo mismo conmigo.

Le abro la puerta del coche y ella entra.

- ¿A dónde vamos? - pregunta en cuanto salimos a las calles de New York.

- Y cuéntame Shadia, ¿Qué tal está Kyle? - ignoro su pregunta.

- Señor Jacobs - comenta - No suelo hablar de mi vida privada en horas de trabajo - Yo me encojo de hombros.

- Te aseguro que será todo un placer conducir contigo por toda la ciudad hasta que tu horario de trabajo termine - añado.

- ¡¿Qué?! - reacciona - ¿Se ha vuelto loco? - cuestiona.

Encantando a la Bestia - COMPLETA (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora