Capítulo 2

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Ansel

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Ansel

Juego con la liga color púrpura de cabello entre mis dedos mientras escucho a mamá hablarme sobre mi comportamiento. Yo solo pretendía escucharla, la verdad es que me interesa muy poco. Ya me sabía el sermón de rabo a cabo.

La idea de estar rodeado de personas extrañas por todo el verano no me emociona mucho. La psicóloga insiste que debo de ver nuevos horizontes por lo tanto estoy teniendo una lucha mental para no cohibirme a este ambiente. Al fin y al cabo es California, ¿quien no desea estar en California?

–¿Me estás escuchado, Ansel?– pregunta mi madre y suspiro.

–Sí, mamá.– miento.

Ella muerde su labio para no volver hablar. Se que le preocupo, más de lo que yo quisiera. No me gusta ver a mi madre así, angustiada y tal vez un este tiempo sin mi pueda ayudarle a tranquilizar sus nervios. Espero que le haga bien, solo deseo su bienestar sobre todas las cosas.

Mi madre se aparca y observo a través de la ventana. Parece un lugar bastante tranquilo, incluso luce aburrido. Hay una cabaña de madera bastante rústica y grande, de esta salen y entran algunas personas. La caballa queda entre altos árboles y no muy lejos de aquí hay una hermosa playa. He buscado bastante información de este sitio, y promete ser hermoso en naturaleza. 

–Ansel.

Volteo a ver a mi madre y sus ojos cristalizados. Mi alma se rompe al toparme con esa imagen y no dudo en abrazarla.

–Prometo estar bien mamá.–  digo contra su cuello mientras su dulce olor me invade –Tranquila.

–Te quiero, hijo, más que a nada.

Con esas palabras me despido de ella. Ella insiste en acompañarme hasta la entrada pero le digo que no, que puedo hacerlo por mi cuenta.

Camino hasta la gran cabaña la cual supongo que es un intento de recepción. Me aproximo hacia donde esta una mujer de cabello rojizo detrás de un mostrador. Lleva una polo color azul al igual que otras personas, con el logo del campamento en la derecha.

–Hola, bienvenido.– me da una grata sonrisa –¿Ya está inscrito?

–Supongo.– dudo.

–Deme su nombre completo.– me pide buscando una carpeta llena de papeles.

–Ansel Owens.

Ella busca el que supongo que es un listado de inscripciones y sonríe al encontrarme.

–Aquí estas. Perfecto. Acompáñame Ansel.

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