Capítulo 14

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Ansel

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Ansel

Las charlas de Mariza son realmente buenas, muchas de estas las disfruto porque en realidad hace mucho sentido su lógica. Pero en esta ocasión me siento un poco aturdido.

Guardar secretos es algo que realmente he hecho seguido. Soy como una tumba. No soy una persona que le encante profundizar en termas personales por eso evito ese tipo de conversaciones. Y si tengo un don, es saber utilizar palabras para disfrazar, amortiguar golpe o incluso mentir. Pero esta vez, esta vez me siento culpable de estar guardándole tal secreto a Chloe, solo porque involucra a Jade en todo. Ahora todo se trata de ella. Decírselo la destruiría, no decírselo me destruiría a mi en teoría, porque sé que me ha dado su confianza y que... no merece que le mienta, pero merece mejor la felicidad que trae en estos días.

Odio a Chloe por decírmelo.

A la única persona que se me hacía casi imposible guardar secretos era a Loren. Me conocía muy bien para saber que mentía. Nunca le pregunté como podía saberlos sin preguntar y ahora me quedaré con la duda.

Mariza habla sobre la importancia de perseverar y conseguir lo que quieres. Luchar, caer, levantarse y todo ese clásico sermón.

Siento como alguien apoya su brazo en mi hombro y veo quién es.

–¿Emocionado?– pregunta Callum y frunzo mi ceño.

–¿Qué es lo que haremos? Ando distraído.– pregunto un poco confundido.

–Pescar hermano, ¡pescar peces!– suelta Riley y sonríe como bobo.

–Hueles a marihuana.– le digo y el carraspea haciéndose el ofendido.

–Eso es imposible.– suelta Riley sobre actuando.

–Yo tú no abro la caja de la taza del toilet.– recomiendo Callum y me da un pequeño golpe en la espalda.

Mi mal humor se disminuye. Riley es... Riley.

–Están dementes.

–Corrección, Riley lo está.– corrige Callum –Yo solo tengo debilidad a la cerveza barata, a la carne roja y autos clásicos.

Riley estriega su rostro y suspira exageradamente fuerte.

–Soy un desastre.

–Lo sabemos.– decimos al unísono –Pero aún así te queremos.– añade Callum.

–Gracias.

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