Capítulo 25 ~ Final

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Jade

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Jade

Si digo que esa noche dormimos, pues estaría mintiendo. 

A media noche, cuanto ya todos pretendían que dormían, nos escabullimos hacia la playa. Quite mi pijama y ahogue un grito cuando vi la silueta desnuda de Ansel correr y adentrarse al agua. Reí, muchas veces, y lo imité.

Broco, el perro que el campamento decidió adoptar, nos observo desde la arena. El agua estaba muy helada y el es un perro muy inteligente. Nosotros, bueno, masoquitas.

–¿Nunca habías nadado desnuda?– pregunta cuando llego hasta el.

–Jamás. Esto no era una posibilidad. Pero mírame ahora.

Ansel se acerca aún más a mi y toma mis manos.

–Toda una sinrenita, como Dios la trajo al mundo.– comenta y agradezco que sea de noche y lo único que nos alumbre sea un farol lejano, porque si no viera mi cara como tomate.

–Cierra la boca.– le chispoteo agua –Tú eres la mala influencia.

El alza una ceja, socarrón.

–¿Yo soy la mala influencia?– suelta una carcajada –Te recuerdo que la brava y malvada eras tú, conmigo.

–Tu actitud era de espanto, no me culpes.

Ansel me hala más hasta el, hasta que nuestros cuerpos se choquen.  

–Así te gusté.

–Yo te gusté primero.

–Me encantaste.

Entrelazo mis brazos alrededor de su cuello y el besa mi barbilla lentamente, deja el un leve mordisco.

–Salada.

Mi pecho vibra por una pequeña risa que suelto. El sigue repartiendo beso bajando hasta mi cuello. Yo los sigo disfrutando y acariciando su cabello un poco largo. Necesita un recorte. O no. Sus ondas descuidada doradas son encantadoras.

Siento como la punta de su lengua traza mi clavícula y como mis bellos se erizan. No lo detengo. No tengo el valor ahora que esta serán las ultimas horas con el. Quiero esto ahora, y toda la vida si se pudiera.

Sus manos me sujetan fuertemente y mis piernas se enrollan en su cintura. Tomo su rostro y lo beso fuertemente.

Así estuvimos parte de la noche. Luego, cuando mis dientes no podían parara de castañear, nos envolvimos en una toalla y corrimos hasta el balcón alto de madera, donde está la hamaca. Coloco mi pijama sin desenvolverme de la toalla y luego, seco mi cabello lo más que pueda. Ahora que esta corto, seca mucho más rápido. Arrojo la toalla húmeda en el piso y Roco se revuelve en ella.

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