Epílogo #2

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Jade

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Jade

Todo se ha complicado entre Ansel y yo. En el último mes y medio solo habíamos hablado una vez por videollamada y dos conversaciones decentes por mensaje. El tiempo es nuestro mayor enemigo. El sigue aún con con su empleo porque quiere comprarle a su tío la lata con ruedas, o así le llama la mamá de Ansel al viejo Chevrolet Camaro casi desahuciado. Mientras tanto yo, hace exactamente veinte días me había llegado una carta de admisión a la universidad. No es la que exactamente la que tenía pensado pero es muy buena opción. Por esta razón tuve que cancelar las vacaciones de navidad, donde tal vez iba a verme con Ansel. Tenía que realizar todo el largo proceso de matrícula y buscar un hospedaje, ya que el de la universidad estaba repleto por empezar un semestre tarde. No queda muy lejos del campus, como a diez-quince minutos en bicicleta, pero en los horarios más comunes como en la mañana, mediodía y tarde pasa una guagua.   El proceso fue muy largo y tuve que pasar Año Nuevo desempacado en la hospedería mientras escuchaba a mi madre hablar con mi compañera de cuarto y una copa de vino en su mano.

La despedida de casa no fue tan dramática, solo estoy a dos horas y media de casa. Ivanna fue la llorona y Andrew, me rompió mi corazón dejarlo así. Chloe prometió irme a visitar así que no lo dudo, le gusta conocer gente nueva. Mientras, Ansel y yo no hablábamos casi. Habíamos discutido varías veces. El no demostró su cabreo al principio cuando le di las noticias de la universidad y que tenía que cancelar planes para navidad, pero luego empezó hablar sobre universitarios, fiestas, fraternidades y no sé qué más y el mismo se altero. Y a mi me altero que se alterara sin razón, aunque hayan razones de más irónicamente, pero sentía que ya tenía muchas inseguridades de lo de nosotros. Lo peor de todo es que yo también las tenía, y no lo quería aceptar. No lo quiero aceptar. Esto está decayendo y de que manera.

–¿Qué pasa contigo, Owens?– pregunto alarmada ante su recia actitud –No me hablas hace una semana y suenas como ogro.

–¿No te hablo hace una semana? ¿YO?– espeta con una risa falsa.

–Ansel...– advirtio con un tono bajo.

–¿Qué decías, Jade?

–¿Por qué te estás comportando como un perfecto imbecil?– gruño.

–Porque, no sé, tal vez me importe esto más de lo que sientes tú.– espera en seco y siento como frío me recorre la nuca y pecho.

Ya estuvo suficiente con sus dramas. ¿Qué estaba ocurriendo con él?

–Suficiente Ansel. No dejaré que minimices o me pongas como la culpable. Sí, tengo responsabilidades y lamento que tú no seas mi única prioridad pero tú no me compraras mi título universitario.

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