PELIGROSAMENTE

Capítulo 1

Desperté en una especie de cuarto de hospital, estaba con una máscara de oxígeno y conectada a un electrocardiógrafo, lo supe porque escuchaba su constante pitido que ya me estaba reventando los tímpanos, también salían de mis brazos mangueras conectadas a bolsas de suero. Me quité desesperadamente la máscara que ya en lugar de ayudarme me asfixiaba, miré a mi alrededor, era una habitación completamente blanca y cerca del techo había una ventana que daba a otra habitación, donde pude vislumbrar a dos personas, agucé la mirada con intenciones de reconocerlas, pero fue inútil; no recuerdo como llegué a este lugar, únicamente tengo un vago recuerdo de mí, muy molesta mientras la maestra de la secundaria me regañaba, luego todo empieza a volar y finalmente termina mi memoria. «Ya despertó» –escucho a alguien hablar por un micrófono, «Es hora de ir a verla» –dice otra voz, cuando de pronto un estrépito ruido rompe el silencio que había luego de que aquellas voces callaron y observo una puerta abrirse, me invadió un sentimiento de desasosiego mientras veía a esas dos personas que supongo eran portadoras de las voces, iban acercándose cada vez más a mí.

-Stella has despertado –dijo la mujer morena parada frente a mí

-Creímos que nunca lo harías –la siguió un hombre algo desaliñado

-Do-do-donde estoy –hablé con dificultad

-Estás en el Centro de Reclutamiento de Jóvenes Especiales (CRE)

« ¿Especiales? Yo no soy especial» –pensé

-¿Y qué hago aquí? ¿Cuánto tiempo estoy aquí? –pregunté desesperada

-Pues eres especial, posees un don, y pues llevas una semana, has dormido todo ese tiempo, creímos que tal vez estabas en coma debido a la magnitud de tu último episodio

« ¿Episodio? ¿De qué están hablando?» –pensé nuevamente

-¿Un don? Yo no tengo ningún don –vociferé hasta que luego volvió a mi memoria aquel recuerdo de la primaria

-Claro que lo tienes, dime ¿acaso no te suceden extrañas cosas cuando te enfadas o entristeces? –habló el hombre

-Pues sí, pero... –me detuve al darme cuenta de que de hecho, las cosas en el salón empezaron a volar justo cuando ya no pude contener mi ira

-Bueno eso es precisamente de lo que hablamos, tú tienes un gran don, que nos será muy útil, nuestra organización es parte del gobierno y estamos reclutando a adolescentes como tú para prepararlos para la guerra que se avecina, es un asunto del gobierno, es por esto que los encerramos aquí ya que nadie más puede enterarse de esto –explicó aquella mujer, no me inspiraba confianza ninguno de los dos

-Entiendo y ¿cómo es que me encontraron? –pregunté

-Pues bien, tu maestra llamó a la policía cuando empezó tu ataque entonces ellos nos contactaron a nosotros, pues sabían lo que realmente te sucedía –explicó el hombre

-Bien, Stella, ahora ponte esto y saldrás a la formación, allí te enviaremos a tu campamento –me entregó un overol color caqui el cual en el pecho tenía escrito mi nombre y bajo él estaban cuatro calaveras pintadas de color rojo, no sabía de qué se trataba pero lo usé de todas maneras, pues me encontraba en ropa interior solamente.

Terminé de prepararme y me dispuse a salir, fuera del calabozo me esperaba aquella mujer, dijo que fue conveniente que despertara en ese momento porque así podrían hacer mi "iniciación" durante la formación. Al salir de ahí nos topamos con otra puerta y justo encima del umbral había un reloj que marcaba las cuatro en punto de la mañana, « ¿cuatro de la mañana? ¿Es en serio? En qué clase de infierno torturan a las personas con levantarse a las cuatro de la mañana» –pensé. Tras esa puerta había un largo pasillo y al final de este había una puerta más pero tras ella ya estaba el patio, al salir vi largas filas de jóvenes, más o menos de mi edad, chicos y chicas, nadie lucía feliz en realidad.

-Bien Stella ¿estás lista? –preguntó

-Eso creo –contesté nerviosa e intrigada por saber lo que pasaría en aquel lugar, pero sea lo que sea, sabía que no sería nada bueno.