Parte 2

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El joven agarró el papel con la propuesta y bajo corriendo la escalera, buscando a la mesera de antes. Ella estaba limpiando las mesas otra vez, cuidando de no despertar a los borrachos.

- Señorita!- llamó él con falta de aliento y mostrando el cartel- voy a tomar este trabajo, necesito disuadir al que lo pidió de no haberlo.

- Ay, lindo!- dijo ella abrazándolo. Si estaba coqueteando o no con él, nunca se sabrá- nadie ha podido vencerla, ni siquiera hacerle una herida.

- Qué?! Entonces cuál es el objetivo del trabajo?!

- Pregúntale tú, lindo- respondió ella acariciando su rostro- ella está en la mesa de la esquina derecha al lado del mesón.

El joven se acercó a la mesa, en ella se encontraba una persona cubierta por una capa negra durmiendo con la cabeza gacha. Él le toca suavemente la cabeza, esperando una respuesta. La única que consiguió fue que la persona deslizara un papel por el mesa en su dirección.

- "Estás interesado en mi trabajo?- comenzó a leer en voz baja el joven- bien por ti.
Si te pasé el papel es porque estoy indispuesta en este momento, por lo que NO me despiertes.
En el caso que quieras hacer el trabajo, pero no quieres matarme o disuarme de aquello, te doy está opción: solo derrotame en un combate de magia cuerpo a cuerpo.
Las reglas: nos encontraremos en el claro que está a 15 km al norte del pueblo a las 10 de la mañana. Puedes ocupar magia, armas y puños. En orden para que reclames la victoria (y en eso, el dinero) debes:
1) romperme suficientes huesos para no pueda seguir peleando
2) noquearme por más 1 minuto
3) agotar todas, absolutamente todas mis energías
Eso es todo, si cumples con alguna y me derrotas, el dinero es tuyo."

- Ok... Te derrotaré, pero no pienso matarte ni dejar  que nadie lo haga- decretó el muchacho- nos vemos mañana.
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A las 10 de la mañana en un hermoso claro verde, con el sol iluminando en un cielo despejado y el viento a su favor, se encontraba un joven de pelo castaño claro y ojos de distinto color: uno era café casi negro y el otro verde como un bosque. Era alto y atlético, de cara amable e inteligente. Él estaba esperando pacientemente la llegada de la persona encapuchada de ayer.

- Ya son las 10... - comentó al mirar su reloj- Debería seguir esperando? Quizá sigue durmiendo en el bar.

Se dispone a meditar por un tiempo, pero pasados los 30 minutos decidió volver al pueblo. En el camino continua pensando en que le habrá pasado al encapuchado, pero dejó esos pensamientos de lado cuando escucha un grito de dolor en lo profundo del bosque.

Empezó a correr hacia el grito, pensando que quizá era el encapuchado quien estaba en conflicto. A través de los árboles observó la escena, un trol gigante estaba lanzando rocas a una mujer, quién los esquivaba con dificultad.
Él joven no lo pensó un segundo y saltó a la ayuda.

- Déjala en paz!!- gritó al lanzar una ráfaga de aire en su dirección. Con ambas manos conjuró y elevó una gran roca y la lanzó a la cabeza del ogro, quién cayó aturdido al piso.

La chica miró al trol en el piso con cara de shock, pero no pasó ni dos segundos para su rostro mostrara enojo.

- Me costaste 300 monedas de plata!- le gritó la joven.

El chico la miró sin entender, pero también sonrojado por la belleza de ella. La joven tenía los ojos café claro y el cabello negro, pero que se iba transformando a un rojo pasión en las puntas; no era alta, pero se veía fuerte y decidida, además de extremadamente tierna.

- No deberías decirme "gracias"? - preguntó él volviendo a la realidad.

- No, porque mi trabajo era conseguir información de este trol- dijo apuntando en dirección del desmayado- y este imbécil estaba a punto de decir todo antes de que llegarás.

- Oh.... Perdón?

Ella le da la espalda y se encamina al trol, saca una espada y se la clava en el corazón. La bestia se retuerce por un minuto y para, muerto por fin.

- Tenía que averiguar dónde dejó los cuerpos de unos marineros que secuestró hace meses- empezó a contar la chica mientras sacaba el corazón del cuerpo- si no puedo darle la información a los familiares para que den un funeral apropiado, lo mínimo es entregarles la prueba de este trol nunca más matará a otra persona.

- Lo siento...- dijo el joven- pensaba que te estaba ayudando, yo solo estaba por el camino porque me iba a encontrar con alguien que al final no vino.

- Lo sé- contestó ella, aún sin darse vuelta- eres el chico que respondió mi petición, perdón por no haber llegado, pero me encontré con éste en el camino y no iba a dejar ir la oportunidad.

- Espera, tu eres el encapuchado?!- preguntó el joven, recién realizando que ayer le estaban hablando de una chica... Por alguna razón.

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