Parte 5

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Mayla se despertó con el sonido de agonía de un pobre joven que no sabe cómo soportar el alcohol que toma. En parte porque el joven nunca tomaba, pero no quería parecer débil ante Mayla.

- Necesitas ayuda?

- Por favor.... nunca más me dejes tomar tanto como tu- rogó Mil sin levantar su cara de la taza del baño. 

- Qué te hace pensar que llegaste a tomar tanto como yo?- le responde ella con suficiencia- Nadie me gana en esa competencia. 

Mayla lo ayudó a levantarse y a meterse a la ducha, ordenándole que se limpiara el hedor a alcohol. Aprovechando que el se estaba aseando, la joven aprovechó de ir a buscar desayuno antes de que se acabará. 

- Ya estas vestido y preparado para un nuevo día?- le preguntó Mayla al entrar a la habitación.

- Si, pero me duele todo y siento que mi cabeza está siendo martillada- respondió Mil sentado en el borde de la cama. 

- Por eso te traje un poco de comida- le conforta ella  mostrando un tazón con fruta y un jugo misterioso- No te preocupes, son puros alimentos perfectos para la resaca.

- Cómo sabes como curar esto si nunca te has curado?

- Siempre existe uno que otro amigo que intenta desafiarme en ello y después yo debo cuidarlos.

Los jóvenes siguieron hablando mientras tomaban desayuno, cada vez más a gusto entre ellos, como si conocieran de hace años. Una vez listos, tomaron sus cosas para hacer el check-out del hostal.

- Estás seguro que querer venir conmigo a una misión?- le pregunta Mayla, anoche lo habían acordado, pero como Mil estaba borracho cuando aceptó, ella no estaba segura de que él iba a querer en la mañana siguiente.

- 100% seguro, quizá en el trabajo llegue a encontrar un mago de fuego.

- Espera... Estás buscando un mago de fuego?

- Si, no te conté ayer?

- No...- le dice ella riendo- yo conozco uno, muy poderoso además, directo descendiente de dragones.

- Me estás leseando?- le preguntó Mil asombrado y sin poder contener su emoción- Con mayor razón te acompañaré!

-  Perfecto!- respondió ella bajando las escaleras hacia el primer piso- Pero debo advertirte, este mago hace un entrenamiento duro. No es para débiles.

- Soy un mago de viento, agua y tierra- le dice él con absoluta seguridad- Puedo con lo que sea.

Hacen el checkout y se despiden del niño tras el mesón, quién seguía sin levantar la mirada al despedirse.
Los nuevos amigos se encaminan al final del pueblo hacia la ruta que los llevaría a la misión, pero antes se iban a encontrar con el grupo de Mayla, donde ella le presentaría al maestro de fuego.

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