Parte 12

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Todos estaban sentados en el piso alrededor de la comida, tal como lo hacen todas las noches. Nili y Miguel se sentaban juntos y a su lado estaban Luke y Mil; Mayla se sentaba al lado de Luke y Rebecca, como un punto medio para apaciguar su incomodidad. 

- Creo que ahora que todos hemos comido y antes de que pasemos a ver cuánto tiempo Miguel podrá aguantar tomar con Mayla - comenzó a decir Luke sacando de su bolsillo un cartel- Les quiero proponer a nuestros magos un trabajo, especialmente para que Mil pueda lucir su nueva habilidad.

- Que clase de trabajo es?- preguntó su hermana nerviosa

- Desaparecieron unos niños de una aldea en las montañas y están pidiendo ayuda de cazadores mágicos para encontrarlos.

- Por qué magos? Suena a algo que podría hacer cualquier cazador- inquirió Rebecca.

- Al parecer desaparecieron en una ruinas supuestamente embrujadas y los locales piensan que solo personas con habilidades mágicas podrían lograrlo.

- No sé ustedes, pero yo realmente quiero ganar un poco de dinero- comentó Miguel estirando los brazos con suficiencia- No hemos ido a un trabajo importante en meses.

-  Apoyo a Miguel, ahora que ya no estoy enseñando quiero poder volver a mí trabajo original- concordó Mayla desde la cocina, donde estaba buscando la cerveza. 

- Entonces ustedes cuatro están dispuestos?- preguntó Luke a Rebecca, Miguel, Mil y Mayla, quienes eran los únicos cazadores mágicos del grupo. Todos accedieron al trabajo emocionados por volver a la acción, pero Nili se veía preocupada por lo que podría ocurrir, a veces los chicos salían a misiones por meses y no sabían de ellos hasta que volvían. 

- Perfecto! Salimos el el lunes en la mañana para llegar lo antes posible- dictó Mayla posicionando los vasos con cerveza frente a sus amigos, excepto Nili y Rebecca que nunca tomaban con ellos- Ahora, veamos cuanto duran esta vez. 

Después de 15 cervezas para Mayla y solo 16 en total para los demás, casi todos estaban durmiendo en el suelo al disfrutando del calor de la chimenea. Mil y Mayla eran los únicos despiertos. 

- Aún no entiendo cómo tienes tanta resistencia al alcohol- susurró el joven en la cocina. Estaban apoyados sobre la mesa del miedo mirando por la ventana interior a la chimenea, donde estaban durmiendo los demás. 

- Ya te conté que es algo de familia- le respondió ella también en un susurro- Literalmente ningún hijo de dragón ha conocido lo que se siente estar borracho. 

Mil se rió por lo bajo y sutilmente se acercó más a ella, esperando no asustarla y que no lo rechace. Por su parte, el latir del corazón de Mayla era tan rápido y se sentía tan fuerte que rezaba para que él no lo note. Sin desviar la mirada del fuego de la chimenea, fueron acercando cada vez más sus manos, lentamente y sin ruido, hasta que finalmente entrelazaron sus dedos. Mayla intentaba contener una sonrisa, pero de todos modos su cara estaba colorada como las puntas de pelo; Mil, en cambio, no ocultó la sonrisa ni el color de su rostro, estaba feliz y no le molestaba que alguien supiera. 

- Supongo que debería admitir lo que siento por ti, no?- susurró Mayla colocándose al frente de Mil. Su rostro estaba absolutamente colorado y le costaba mantener la vista fija en él, pero lo logró- Pero solo lo diré una vez, entendido? 

A pesar de la poca iluminación que había en la cocina, ella podía ver la sonrisa que había en el rostro de Mil. Una enorme sonrisa de felicidad, una sonrisa de un enamorado. Sin pensarlo dos veces, y antes de que Mayla pudiera decir una palabra o siquiera moverse, Mil tomó su rostro en sus manos, de manera delicada pero veloz, y la besó. 

Y fue como si de pronto el mundo a su alrededor se pausara y solo ellos siguieran en movimiento. 



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