Parte 10

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No recuerdo mucho a mi madre y no estoy segura quién es mi padre, pero lo que sí sé es que ella era una ninfa y mi papá un dragón. Nací de un amorío que tuvo mi mamá con él, ella es, o era no he tenido contacto con mi familia en años, pero hasta de lo que conozco, ella era la esposa del rey del reino del norte del pueblo de los elfos. Si, es bastante complicado recordar todo el título. 

De ese matrimonio, tuvieron a un hijo, mi hermano mayor, William. Él es 12 años mayor que yo  y es el heredero al trono. Me acuerdo que su pelo siempre fue muy sedoso y era tan negro como el carbón, sus ojos son como los míos y tenía pecas en la nariz. Will era muy protector conmigo, me acompañaba siempre a jugar y me enseñaba lo que sea que le pidiese. 

Sin embargo, cuando cumplí los 6 años la situación se volvió complicada. Al principio parecían coincidencias, las velas se movían con mi presencia, el fuego de la chimenea se hacía más intenso, los días en los que permanecía encerrada por la lluvia y sin ver el solo o fuego me debilitaba al punto de desmayarme... nadie se percató realmente, excepto mi mamá y Will. Ella deseaba que ese día nunca llegara, pero cuando finalmente ocurrió, ya tenían un plan de contingencia. 

Me mantuvieron encerrada un día entero en mi habitación y sin nada de luz, de por si soy de piel caliente y para cuando me desmaye por la falta de fuego, avisaron que me había enfermado gravemente y que estaba con fiebre. Esa misma noche fingieron mi muerte. El rey lloró la perdida de su "hija" y todos en el castillo se le unieron; mi mamá y mi hermano también lloraban pero por otros motivos. Me llevaron por un pasadizo hasta un carruaje, ese fue el último momento que vi a mi madre, desde ese punto Will fue el único que me acompañó, nadie aparte de ellos dos sabían del plan. 

Llegamos al día siguiente a una aldea en las montañas, en ese lugar me presentaron a una familia. Todos los niños de esa familia eran adoptados y todos en la aldea eran como yo, hijos ilegítimos de dragones, personas que habían huido de la persecución. Mi hermano me explicó que desde entonces me quedaría ahí, que ellos me protegerían y nunca debía decirle a nadie sobre quien era, que desde entonces mi nombre era Mayla y que soy huérfana. 

Creo que ese día lloré tanto que no me quedaron lágrimas. Will se fue llorando también y no lo volví a ver hasta meses más tarde, pero aún no puedo volver a ver a mi familia porque es peligroso. Los hijos de dragones como yo no debemos existir.... es porque no somos dragones de verdad, tenemos su habilidad de controlar el fuego, pero no podemos transformarnos a su cuerpo. Si lo intentamos podemos perder la razón, porque es una habilidad demasiado poderosa para nosotros y se necesitarían 300 años para aprender a controlarla. Como dragones somos un fiasco, solo sabemos lo básico y nada de los secretos que ellos poseen, y nunca podremos saberlos porque nuestro tiempo de vida es muy corto en comparación a nuestros padres. 

En esa aldea nos enseñaron a controlar el fuego, a ser uno con él. Eramos una gran familia, todos se cuidaban los unos a los otros. En ese tiempo me volví muy cercana a uno de los chicos mayores, era mayor que William y era uno de los modelos a seguir para nosotros los más pequeños. Su nombre era Peter y tenía el pelo como yo, por lo que le decía hermano mayor y el me trataba como su hermanita. Era tanto el cariño que sentía por él, que llegue a olvidar que era muy probable que no fuéramos realmente familia biológica, pero no me importaba, el era mi hermano y yo su hermana. 

Cuando cumplí los 16 años me dieron permiso de visitar la civilización humana por primera vez en años, fui con dos chicas más que también habían cumplido los 16 y nos aventuramos hacia el pueblo. Era un día hermoso de verano y estábamos aprovechando el calor del sol al máximo. Cuando llegamos a la aldea, todos estaban comentando sobre el horrible calor de ese día y muchos niños se refugiaban en la fuente para refrescarse. 

Nadie nos hizo mucho caso, excepto algunos vendedores para promocionar ciertos productos. Sin embargo, cuando nos encabezamos al camino devuelta a nuestro hogar, un grupo de soldados humanos se acercaron a nosotras; estaban borrachos y con suerte podían caminar derecho. Intentamos alejarnos de ellos, pero uno de los soldados agarró mi brazo y me empujó hacia el grupo; sentí miedo, a pesar de saber que era lo suficientemente fuerte para luchar contra ellos y salir ilesa, pero nunca antes había conocido gente así. En la aldea nadie se curaba, pues tenemos un hígado de hierro indestructible y de todos modos, siempre nos tratábamos con respeto. 

Las chicas golpearon a uno de los soldados para que me soltara, no queríamos utilizar nuestra magia por miedo a que nos descubrieran, pero el soldado en vez de soltarme, apretó mi brazo aún más fuerte y sacó su espada de la funda y amenazó a mis amigas. En ese momento, Peter llegó corriendo de la lejanía y golpeó al hombre. Empezaron a pelear y de a poco los demás soldados se sumaron a la pelea, convirtiendo en una lucha de 6 contra 1, porque nosotras estábamos demasiado asustadas para hacer algo o movernos siquiera. 

Peter empezó a ponerse cada vez más frenético... las llamas salían de su boca como saliva y su piel se fue escamando cada vez más rápido... yo gritaba entre lágrimas para que se tranquilizará, incluso intenté meterme a la pelea para detenerlo, pero cuando me miró, pude ver en sus ojos que no me reconocía... la bestia, el monstruo interno de nosotros había tomado el control y no lo iba a soltar. Antes de que pudiera pestañar siquiera, la transformación ocurrió y Peter se convirtió en un dragón, extendió vuelo hacia los cielos y se perdió en el horizonte... 

Desde entonces nunca más lo he vuelto a ver... Mi hermano sacrificó su vida ante la bestia para protegerme de unos borrachos y nunca más podré volver a verlo. 


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