La promesa de los mejores amigos (Prologo)

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Hola, es un gran gusto conocerlos, me llamo Edrian Prieto, yo, como la mayoría de todos ustedes, era un simple adolescente con los intereses más simples y estereotipias, es decir leer obsesivamente mucho manga y ver anime a un nivel similar también, pero a pesar de esto, nunca me considere un otaku anti-social o siquiera medio emo, podría describirme del tipo "intermedio" ya que tenía muchos grandes y confiables amigos y mantenía no solo una buena relación con ellos si no que con mis padres también. 

Solía pasar mucho tiempo jugando ya sea vídeojuegos o al soccer, pero aún cuando apreciaba mucho a todos mis amigos y estaría dispuesto a hacer lo que fuera por ellos, tengo a un cierto amigo, más bien amiga, mi mejor amiga, Camila Roman, y aunque nadie lo notara, ella era la persona con la que tenía la conexión sentimental más estrecha y profunda aparte de mi familia, quienes por cierto la trataban como otro miembro mas de la familia.

Ella es quizá la persona más especial que haya conocido en mi vida.

Pero creo que sera importante, y vital, que sepan como nos volvimos los grandes amigos que somos ahora, todo inicio hace casi diez años, en ese entonces, a diferencia de ahora, no tenía ni un amigo debido a lo muy hiperactivo y problemático que era, nada más me importaba excepto divertirme a expensas de los otro o de las consecuencias.

La soledad era mi única compañera en el mundo, y eso estaba bien para mi.

Todo eso cambio para siempre cuando un día mi clase fue de excursión a un parque nacional y cuando nos detuvimos a tomar un descanso cerca de un cerro, yo me decidí aventurar a dicho cerro a pesar de que estaba fuera de los limites para nosotros, era muy travieso, lo hice mientras todos los demás estaban tomando una siesta, una vez llegue e inicie mi recorrido por el sendero del cerro no pude evitar sentirme invencible, ya que acostumbraba a salir impune de mis travesuras, pero mientras contemplaba el paisaje, el suelo debajo de mi colapso y acabe suspendido de una gran altura solo sujetándome de una rama, no recuerdo por cuanto estuve suspendido allí y aunque grite mucho por ayuda, nadie apareció, y aunque al principio pensé que se debía a la gran distancia que había entre yo y mis compañeros, pero luego concluí que se debía, no a la distancia, si no que a ninguno de ellos le preocupaba mi ausencia o lo que me pudiera pasar, eso era lo más lógico siendo sincero, nunca les di razones para preocuparse por mi, es decir, solo vivía dándoles razones para detestarme y querer librarse de mi, creo que eso haría de estar en su lugar, todo este predicamente era mi culpa, nadie mas que mi familia, quien me amaba incondicionalmente a pesar de mis fallas, querría buscarme y más aun intentar salvarme, este era mi castigo.

-Toma mi mano!

-Huh?

Pero en mi hora más oscura, de la nada, apareció mi salvadora, quien era una de mis compañeras de clase y me parece que tampoco tenía amigos como yo, me sentí indescriptiblemente feliz, no solo por seguir vivo si no porque alguien me vino a rescatar, alguien se preocupo por mi, no sabía bien como sentirme al respecto.

Pero una vez que estaba a salvo, ella inesperadamente me abofeteo bien fuerte en la cara.

-Auch! porque me pegaste!? -Pregunta mientras me frota mi mejilla adolorida.

-Por actuar como un niño tonto y sin cerebro al venir aquí solo!- Me dijo mientras tenía infladas sus mejillas de la cara.

Con solo ver su cara así no pude evitar sentirme mal, en parte porque había sido imprudente venir allí para empezar, ya suponía que estaba preocupada menos aún creí tal sentimiento de uno de mis compañeros de clase podía sentirse así por mi a pesar de nuestra falta de interacción, era como si ya nos conociéramos desde hace bastante, no sabía que decir.

-Yo...

-Pero también.... también.... por haberme preocupado así! Wuaaaa! tonto! tonto!-Dijo ella mientras sollozaba y me golpeaba infantilmente.

La Nueva ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora