KEITO

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-¿Y cuándo piensas declararte? – le preguntó Ryosuke a Keito, quien miraba por la ventana.

-Honestamente... - Ryosuke asintió, probando su bebida. – No lo sé...- contesto Keito.

-¡Okamoto! Si no te apuras la vas a perder.

-¿Cómo fue, Ryosuke? – preguntó de manera tímida.

-¿Cómo fue, que? – Ryosuke no comprendía.

-¿Cómo te le declaraste a Sakura...? – Keito se puso nervioso, pues sabía que no había hombre más celoso que Ryosuke. –No lo mal entiendas... - Ryosuke negó.

-No lo hago... Sakura y tú son buenos amigos, me costó entenderlo y pues... creo que mi caso era menos complicado que el tuyo... ella era maestra de mis sobrinos y no teníamos nada en contra... bueno, su ex novio, pero esa es otra historia.

-¿Crees que Emiko me rechazaría? – preguntó con miedo.

-Mi yo malvado quiere decirte que sí, pero he visto cómo te observa... no creo que te rechazo.


Pagaron la cuenta y salieron a caminar, entraron a tiendas de decoración, pues Ryosuke quería regalarle unas cuantas velas aromáticas a su novia.


-Eso de comprarle cosas a una mujer es tan...

-Es divertido. – Afirmó Ryosuke. – Los gustos de Sakura son tan simples.

-Tan diferentes a los tuyos...

-Quizá sea magia... pero desde que estoy con ella, he podido relajarme, no estoy al pendiente de que piensan los demás, ahora solo me importa lo que ella opiné de mí.

-¡Eso es muy vanidoso, Ryosuke! – le reprochó a modo de broma.


Keito salió de la tienda sin fijarse que al abrir la puerta, una chica dio el paso hacia la tienda. Sus hombros chocaron y ella fue a dar al piso.


-¡Lo siento tanto! – se disculpó Keito.

-No...- La chica levantó la cabeza. – No, te preocupes... lamento haberme cruzado en tu camino. – ambos sonrieron, él le tendió la mano para ayudarla a levantarse.

-De verdad lo lamento. - Keito no sabía cómo calmar sus nervios.

-¿Quisieras tomar un café? – preguntó sin timidez alguna, la chica que lo miraba fijamente.

-¡Hola Emiko! – Saludó Ryosuke, en un intento por hacer reaccionar a su amigo. – Bueno, los dejó. ¡Que tengan un bonito domingo!

-¿Keito...? – Emiko miraba curiosa al chico. –Si no quieres no...


Él chico tomó la mano de Emiko y echó a correr, no quería soltarla, no pensaba soltarla, aquel día él le pediría que fueran novios y si lo rechazaba, insistiría hasta que ella aceptara ser su novia.

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