-Ella es muy linda...- Hina miraba la foto de la carta número 34.
-Pero su nariz... - Inoo hizo un ademan con la mano.
-¿La siguiente?
-Sí, la que sigue...
Una a una fue leyendo las cartas de san Valentín que le habían llegado a su jefe, a Hina ya le dolían los dedos de tantos sobres que había abierto.
-Y hemos terminado... - Inoo se levantó y fue junto a Daiki, quien lo miró de manera burlona.
-¿No te falta ese sobre azul? – preguntó Daiki divertido.
-¿Si? – Inoo se mostró indiferente.
-Si quieres yo la abro...- se ofreció.
-¡No! Es mi carta...- Inoo se mostró celoso de su última carta.
-Pero has dicho que... - Hina se acercó a ellos dos.
-Todos los años, recibo una carta en un sobre azul... es la misma letra, las mismas palabras, la misma persona que me la manda... - y miró a Hina, quien se sonrojó.
-Inoo...
-¿Dime?
-Yo...
-¿Tú?
-Si... yo... soy...
-¿Quién escribe las cartas? – preguntó.
-Si... pero... ¿Cómo...?
-Porqué te conozco, porqué siempre es la primera carta que quieres abrir y porqué el año pasado has sido tú quien me lo confesó estando ebria.
-¡¿Qué?!
-No quisiera ser grosero pero... me tengo que ir.
-C-claro... - Hina parecía realmente avergonzada.
-¡Hasta mañana! – se despidió Inoo.
-Hasta mañana... Inoo.
-por cierto...
-¿Si?
-No dejes de mandar la carta el próximo año... tal vez y tengas suerte. – Le guiñó el ojo de manera coqueta antes de salir.
-La mandaré...
-¡Genial! Adiós... - Se despidió de ella con una sonrisa en los labios, esa niña empezaba a ganarse su corazón.