KEITO

52 4 5
                                    




Observaba, la observaba fijamente. A pesar de la oscuridad, él la observaba. Se acercó a ella chocando su hombro con el de ella, haciendo que ella tirara la bolsa de sus compras. La miró indiferente, por encima del hombro. Era ella, su sangre olía bastante bien, si su corazón latiera, su estómago hubiese gruñido en señal de hambre.

-Disculpe...- Dijo Nozomi con algo de fastidio, haciendo que Keito parara y volteara a verla.

-¿Qué? – preguntó del mismo modo. Nozomi lo observó, sus ojos eran oscuros, fríos y sobretodo demostraban que añoraba algo.

-Nada... - Algo dentro del sistema le dijo a Nozomi que olvidara todo y corriera, que corriera lo más rápido que dieran sus piernas, que no se detuviera en ningún lado. Así lo hizo, dejó todo y girando sobre sus talones corrió.

Sus piernas le dolían, no paró hasta que se topó frente con dos tipos corpulentos, más altos que ella y el doble de fuertes. Intentó volver, pero no pudo. En un rápido movimiento que ella no vio, estaba acorralada por los dos hombres. Corrió por la izquierda encontrándose con un callejón sin salida, sus pies resbalaron y terminó cayendo al piso, golpeando sus rodillas contra el pavimento, haciendo que un poco de sangre brotara. En medio de la oscuridad, los brillantes colmillos de sus atacantes brillaron. Cerró sus ojos al observar que ambos se acercaron a toda prisa.

-Yo que ustedes... no me metería con ella. – Aquella voz se le hacía un poco familiar, pero Nozomi no quiso abrir los ojos y no lo hizo, hasta que escuchó el ligero sonido de un golpe. Cuando por fin se decidió a abrilos, el muchacho con el que había chocado minutos atrás, se acercaba a ella.

-No... no me hagas nada... por favor...- suplicó. Los ojos de Keito estaban más oscuros que los de aquellos hombres, los cuales yacían en el piso... muertos.

-¿Yo? –Preguntó con algo de burla. – Yo no haré nada...

-¿Entonces por qué me sigues? – Preguntó nerviosa.

-¿Por qué? No lo sé... - se acercó, poniéndose de rodillas delante de ella. Tomó con el dedo una gota de sangre que salía de una de sus rodillas, lentamente se la llevó a los labios y saboreo su sabor. -Así que has sido tú... - La observó con curiosidad.

-¿Yo? – preguntó sin comprender.

-Tú sangre es lo que necesito...- le explicó.

-¿Eso qué significa?

-Que serás mi cena.

Y diciendo aquello, se abalanzó sobre la chica, clavando los colmillos en la suave y cálida piel del cuello de la chica, probó su sangre, era dulce, caliente y sobre todo tenía la esencia que le había salvado la vida aquella mañana que estaba decidido quemarse a la luz del sol.

-O tal vez...- dijo soltándola, mirando como Nozomi tenía lágrimas en los ojos. – Te quiera para mí.

Hey Say JUMP!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora