-¡Se tienen que ir! – gritó Chinen molesto.
-Realmente no tengo a donde ir... ¿tú sí, Ryosuke? – preguntó Yuto, divertido.
-No... realmente no. – Le respondió. Ryosuke y Yuto pasaban grandes momentos cuando molestaban a su amigo.
-Dejen de portarse de manera tan infantil, por eso Sakura no le hace caso a ninguno de los dos. - escupió molesto.
-Que cruel Yuri... - dijo Ryosuke.
-Jamás pensamos que fueras así. – Yuto se unió al juego de Yamada.
-¡Ustedes tienen un hogar! – Chinen miraba desesperado el reloj, pues en cualquier momento, ella llegaría.
-¡No lo tenemos! – dijeron a coro.
-¡Si lo tienen! – Chinen los miró. – Así que... ¡Váyanse! – ambos muchachos comenzaron a reír.
-Nunca...
-Pensamos...
-Que cambiarias...
-Tanto...
-Ni que nos fueras...
-A cambiar...
-Por ella.
-Cuando se lo proponen, consiguen darme miedo. – Chinen fingió tener un escalofrío al escuchar como Yuto completaba la frase de Ryosuke.
El timbre sonó, anunciando la llegada de la cita de Yuri, quien corrió emocionado hacia la puerta para abrirla, no sin antes checar que su cabello estuviera en orden en el espejo junto a la puerta.
-¡Hola! – saludó Chinen, alegremente al abrir y encontrarse a una Eri sonriente.
-Hola... ¿interrumpo? – preguntó nerviosa al ver a los dos amigos de Chinen que la miraban desde el sofá.
-No... ellos ya se iban ¿verdad? -Chinen les hizo señas, pero ellos para molestarlo, las ignoraron.
-No, para nada... pensábamos que cenaríamos. – Respondió Ryosuke.
-Chicos... ¡Por favor! – suplicó Chinen, haciendo reír a Eri.
-No pasa nada Yuri...
-Pero...
-Son tus amigos... está bien.
-¿De verdad? – preguntó un poco avergonzado.
-En cualquier momento nos escapamos y vamos a mi casa...- dijo acercándose a su oído, cosa que hizo sonreír a Chinen.
-Me parece el plan perfecto.
