Un puño tocó mi rostro, esto fue la gota que colmó el vaso.
Si tenía algo de humano en mi, en ese momento lo perdí. Me tiré sobre Roberto y lo agarré a golpes. ¿Quién se creía al pegarme en el rostro?, algo si tengo claro desde mi infancia y es que el rostro se respeta señores.
Este mal nacido se llevara su buen merecido por cabrón.—¿Por que no le sacas el dedo a tu madre?. — me interroga Roberto con una sonrisa maliciosa en su rostro.
— ¡Nadie metió a mi madre en esto!. — fue lo único que dije cuando le di un puñetazo en la jeta y le sacara un diente por premió.
Roberto me observó aterrado. En ese momento dos policías de turno y con tolete en mano nos separaron, uno me dio tres toletazos en la espalda a Roberto no le pegaron por que iba demasiado molido.
Nos llevaron hacia una oficina, y en esta nos hicieron esperar al jefe del presidio al que pertenecíamos.
Era bonita la oficina sus paredes de un color salmón, y unos muebles de cuero en color negro una sonrisa alegré salió en mi rostro los reconocí eran los muebles que hice el año pasado; me pulí mucho haciéndolos.
—Esto es por tú maldita culpa. — me susurro Roberto entre dientes.
— Tu callate Narco de Mierda, o eso te crees. — dije purgando lo.
— Esto no se va a quedar así Salomón. — respondió retando.
— Isti Ni si vi i quidir isi Salomón. — se lo dije en forma de burla.
Se tornó rojo del rostro, y iba a soltar veneno en ese momento, pero alguien entró.
—Buenos días ... Salomón y Roberto. — dijo la persona que dentro. — ¿A qué debo su visita hoy?. — interrogó añadiendo.
Luego se giro para vernos a la cara.
Una sonrisa maliciosa salió en mi rostro, no esperé mucho para responderle.
— Con todos los perros guardianes que nos pone, dudo que no sepa. — le solté fastidiado de su mirada acusadora.
— Efectivamente me dijeron, pero... Quiero que uno de los dos me explique mejor el ¿qué pasó?. — al escuchar eso, me le quedé viendo a Roberto y este se puso pálido.
— Bueno señor... — me quede pensando no sabia su apellido, llevaba años aquí pero nunca antes había ido ahí siempre eran simples riñas, y la policía solo me regañaba o castigaba.
— Mendez. — dijo rápidamente.
—Como estaba diciendo, miré señor Mendez. — dije con la mucha delicadeza melosa que pude. — mi compañero aquí presente. — le dije señalándolo. — fue el que empezó todo, con un insulto y bueno como usted sabe yo correspondi al insultó y al final nos tuvieron que separar por que lo estaba matando. — me observó analizando la situación a lo que había dicho y luego soltó.
— Tengo un veredicto. — dijo, a esto a lo cual yo Sonreí al escucharlo era como escuchar a los zorzales de la ciudad cada mañana. — Los dos están castigados, Roberto tu ve a enfermería y ¿Tú Salomón? te quedas aquí. — añadió.
En ese momento mi cara era un poema nunca antes me habían castigado y ahora si esperaría lo peor.
Roberto asintió ante esto, y se fue renqueando con una sonrisa en su rostro.
Luego de que salió, me quedó observando.
— Salomón, Salomón...— dijo mientras cogia un lápiz para escribir. — tan bien que te estuviste portando este año. — dijo suspirando y Volviéndome a ver a la cara queriendo descifrar la razón de ¿por qué me portaba bien?.
— Pues si, ¿y que esperaba?. — le interrogué viéndolo también.
— mmm veamos... Tú comportamiento últimamente es algo raro, no sales a ningún lado y te la pasas con tú compañero tras las rejas. — dijo sosteniéndose la barbilla, pensativa mente.
— No sé que me trata de insinuar señor Mendez. —Le solté.
— Mira Salomón no soy estúpido, y no nací ayer.
—Qué me porte bien no significa que tenga planes, sólo que estoy deprimido nadie me viene a visitar. — dije soltando la excusa más convincente que pude tener.
— Bueno, los tendré en la mira. — dijo. — mientras tanto tengo que decirte algo más, pero primero diré cuál es el castigo para ti y Roberto. — añadió.
—¿Qué es lo peor que me puede pasar? .— le interrogué, y al verlo a la cara se me vino la sonrisa del Grinch , algo malo planeaba y no era nada bueno me dije a mi mismo.
Tu puedes Salomón, tú puedes sea lo que sea el castigó yo podré.
— Tú lavaras los sanitarios todos con las alcantarillas todo hoy, y Roberto como casi mata al novato hoy le ira un castigo peor pero a ti ya eso no te corresponde oír. — dijo arrogante.
— ¡Los sanitarios! .— chille en un gritó ahogado, iu no me pudo poner a lavar trastes u otra cosa.
—Si los sanitarios. — Afirmó.
Mi rostro se descompuso tendré una larga noche, junto a los sanitarios.
— Cambiando de tema como ya se lo había comentado, es mi deber decírselo a usted principal mente ya que disque pasa deprimido. — dijo con una Alegría indescriptible.
~Se estará deshaciendo de mí. ~ pensé.
—Habrá un cierre de esta penitencieria, el presidente de la república lo ordenó. — dijo.
— ¿Y yo?, ¿ Qué tengo que ver en eso?. — interrogue.
— Todo. — dijo bien tranquilo.
— No lo estoy entendiendo bien explique se. — le dije, fue casi como una orden.
—Salomón... Salomón ¿acaso no ves noticias?. —lo dijo burlándose.
— No ve usted, señor Mendez que yo no salgo ni a la esquina. — le dije sarcástico.
Su rostro se descompuso un poco, ante aquella respuesta. Luego volvió a su postura seria, para seguir hablando.
— Como estaba diciendo, el presidente mando a cerrar este centro penal. — dijo suspirando.
— De Juan Robando todo se espera. — le dije sin ningún pelo en la lengua.
— y los trasladará a la cárcel de mayor seguridad, llamado el pozo ubicado en Támara, Santa Bárbara. — mi rostro se descompuso pero aun no captaba que tenia que ver en todo esto yo. — ...En el primer viaje de reclusas irás tú. — añadió.
Palideci un poco ante aquella confesión, en támara , con todos los asesinos de toda Honduras.
Y solo unas palabras pude articular con mis labios.— Ni modo. — fue todo lo que dije para...
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Fugitivos
SonstigesDespués de una vida sin amor ni cariño, Salomón un Hondureño... llegó a lo más oscuro de su vida, matar a su padre, sin importar quedar tras las rejas. Al pasar tres años en prisión, aprendió muchas cosas pero... Un pensamiento desalocado... Lo ha...