C35: Recuerda

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Sin previo aviso al verla a los ojos empecé a recordar.

—Hola. — dijo una pequeña de ojos marrones que me miraba atentamente gimotear de dolor. Me había caído y raspado y me dolía mucho.— ¿Te encuentras bien?.— añadió la voz de la pequeña.

—No. —dije entre llanto. Estaba acurrucado, esperando el regreso de mamá. Me dijo que vendría con medicina para curar mi herida.

—¿Dónde esta tú mamá?. — pregunto preocupada sin despegar la vista de mi.

—Ella se fue por medicina. — le respondí, observándola con grandes lágrimas de cocodrilo.

Ummm lo siento mi nombre es Mané. — dijo la pequeña que ahora se había sentado a mi lado. —¿Y tú como te llamas?. — preguntó hipnótizada observando mis ojos.

—Yo me llamó Salomón. — se lo dije casi en un susurró.

awww que lindo nombre tienes, y además de eso tus ojos son muy hermosos. — me elogió. Lo cual me produjo un Levé sonrojo en mis mejillas.

—G-Gra-Gracias. — dije un poco apenado.

—No hay de que. — dijo muy risueña.

A lo lejos escuchamos un zorzal.

—Que hermoso canta. — decía ella muy asombrada, cerro sus ojos y lo siguió escuchando.

Pude ver a detalle que tenia lunares por todo su cuerpo. Ella abrió los ojos luego de que el zorzal dejara de cantar.

—se fue. — le dije aun apenado.

—Lo sé, fue genial ¿No?. — dijo.

—si fue muy genial. — le respondí dándole una pequeña sonrisa donde mis hoyuelos a veces aparecían.

Awwww que cosita, Te he dicho que te vez muy tierno cada vez que sonríes y tus chocoyos salen.— me sonroje mucho al escucharla hablar así.

—No, es la primera vez que alguien me dice algo así. — solté un suspiró. Mi mamá no aparecía y ya tardaba mucho.

—Bueno ahora ya lo sabes. Por cierto iré a buscar como limpiar esa herida... Mi mamá dice que dejarla mucho tiempo sin limpiar se puede infetar. — dijo mientras una pequeña carcajada se me salió al escucharla decir la ultima palabra, se había equivocado.

—Infectar. — le corregí.

—Como sea, ya  vengo. — dijo mientras se alejaba corriendo de mi.

Sentí ese vacío en mi pecho, mamá no venia. De seguro el monstruo la atrapó y se la quiere comer. Empecé a gimotear me dolía toda la soledad que había en mi.

Mami. — dije en un susurro bajo.

El cielo empezó a romper en llanto, el rocío caía en mi rostro lavando las lágrimas y el dolor que sentía.

—¡Sal!.— grito Mané, sus ojos marrones me miraban preocupados. — ven vamos, no te mojes que pescaras un resfriado. — dijo sus manos cargaban los utensilios que utilizaría para desinfectar mi herida.

Nos fuimos debajo de uno de los juegos, mi rostro se arrugaba cada paso que daba..  Me dolía mucho la raspada.
No decía nada mi voz no salia... Preferí guardar silencio.

—Te vi llorando. — comento, su mano paso por mi mejía, su suave tacto me calmaba. —¿Sucede algo?. — interrogó curiosa, por el motivo de mis lágrimas.

—No, no es nada solo fue un recuerdo triste que se me vino a la mente. — le dije lo muy sincero posible.

— A veces los recuerdos y los problemas nos hacen personas fuertes. — suspiró, mientras en sus manos empapaba con alcohol el algodón. — No lo veas como un simple recuerdo, solo tienes que verlo de diferentes perspectivas y encontraras la solución. — añadió, mientras mi cara se arrugaba del dolor que provocaba el alcohol en mi herida.

—Gracias.— le dije limpiando mi rostro de las lágrimas y las gotas de agua que tenia a causa de la lluvia.
No entendí mucho a lo que se refería al respecto con lo que dijo... Pero de lo que si estaba seguro era que a mi mamá le había pasado algo.

—¡Mané!.— gritaron a lo lejos.

—No hay de que respondió ella. — mientras deposita un beso casto en mi mejilla. —Me voy al parecer mi madre me habla. — susurró, me dio la espalda . —Recuerda. — se despidió diciendo.

Luego de ese beso que le robé por segunda vez... Recordé algunas cosas de mi pasado. Ya la había visto sin duda pero ¿Por qué lo había olvidado?, ¿Qué sucedió en el pasado para que olvidará así sin más partes de mis recuerdos de infancia?.

Las respuestas a esas preguntas se quedan en el aire y sin respuesta alguna.

—¿Y ese beso?. — preguntó Mané sonrojada. Se le notaba un tanto nerviosa.

—No significa nada. — le contesté tajante. Agachó su cabeza, y suspiró.

—A veces no logró comprenderte del todo. — respondió ella.

—Es que nadie entiende, hasta que punto tengo cordura. — le informé.

Arrancó el motor del auto y seguí mi marcha... Como un fugitivo de la justicia.

— Tenemos que hablar. — me sugirió muy seria.

Detuve el auto nuevamente, luego de tres horas ... Nos hacia falta una hora para llegar al destino.

—¿Qué carajos quieres hablar?. — le interrogué serio.

Se puso muy nerviosa de repente.

—¿Serás sincero?, si te pregunto algo.— jugaba con sus manos sus ojos marrones ahora miel miraban el suelo.

—Depende de lo que me preguntes. — le dije. — pero trataré de serlo. — le aclare.

—¿Por qué me has besado?. — pregunto por segunda vez sin tapujos.

—¿Alcazó eso importa?. — le evadí con otra pregunta.

—Para mi saber eso es muy importante. — suspiró irritada.

— A mi me tiene sin cuidado, ese tipo de cosas. — nos observamos y sus ojos habían cambiado en fracción de segundos el brillo se había desaparecido.

—¿Así que nada te importa? . — me grito histérica y llorando.

—¿Quieres que te cuente la verdad?. — le dije furioso. — Sé que luego de esto no querrás seguir, y expondrás tu pellejo a la muerte tu sola.

—No importa. Dilo de una vez. — me apresuro.

—Esta bien te diré todo lo que quieres saber.

Nuestros ojos se encontraron y una sensación agradable recorrió toda mi piel.
Suspire y le conté lo que ocasionó ese besó.
Una fuerte cachetada en mi mejilla llegó luego de finalizar.
Se bajó del carro echa una furia y se fue lejos de mi. Sabia muy bien que no le iba a gustar saber.

—Recuerda. — fue lo último que dijo al salir del carro.

FugitivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora