C20: Al Fin Libre

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Respiraba El aire libre, con felicidad.

Observaba los colores vivos que tenía el mundo y por ratos me perdía en mis pensamientos.

Ya habían pasado dos semanas y aun seguía pensando, en como safarme de papel. Estoy sometido a él desde que escape de prisión. Las autoridades del país seguían buscando nuestro paradero.

Nos encontrábamos en un cerro lleno de árboles del departamento de Olancho. Fue un verdadero desafío huir. Barbie tenía todo planeado hasta el menor movimiento. Las mujeres son seres frágiles, pero dotadas de inteligencia y Astucia.

—Me llamabas. — dijo Mario, vestido con una calzóneta casual color negro y una playera anaranjada. Estaba recostado sobre un árbol de pino, a lo largo se podía observar donde recidimos.

—Si ya es momento de desembuchar, ¿No crees? . — se puso nervioso, cuando escuchó lo que le dije.

Metió sus manos en la calzoneta, agachó la cabeza sabia a lo que me refería. Despegó un poco los labios y se los humedeció, cuando se sintió listo para hablar, alzó la mirada y me la sostuvo.

Miré el miedo reflejado en ellos, ¿tan grave era?. No me quería imaginar lo que había echo, mejor se lo dejaba a él. Aunque ya le había dado el tiempo suficiente de que pensara lo que me iba a decir.

—Te debo una explicación. — dijo aclarando su voz. — pero... No se como ni de donde empezar. — añadió saco sus manos de la calzoneta y se sobaba los nudillos nervioso.

— Que te parece... Si empiezas desde el principio.— le sugerí.

Asintió a lo que le dije me hizo una seña para que caminaramos por el largo sendero rodeado de arboles de ciprés y pino en toda la orilla.

— La verdad que es algo complicado. — empezó diciendo. — Y eso que he puesto en riesgo a mi familia. — suspiró.

—¿Qué tan grande es tu familia?. — le interrogué.

—No tanto. ¿Por qué?. — preguntó a la defensiva y fruncía el seño.

—No por nada simple curiosidad. — le dije ralentizando mis pasos y caminando casual.

—Bueno, como te decía puse en riesgo mi familia. Así de simple, por ser un chaval maje. Por buscar afecto en la calle. Mi Hermana siempre me recalco que yo era una escoria de la sociedad. — expresó mientras sus ojos miel se perdían en el camino recordando su pasado. — Y no sólo eso los lastimé tanto al hacer tantas estupideces, como desearía poder regresar el tiempo atrás y arreglarlo todo. — se le escapo una lágrima sincera.

—No te lamentes tanto. — le dije frió, yo no entendía de esas cosas desde que perdí a mi madre. Me perdí a mi mismo. — De nada te sirve lamentarte tanto, lo hecho, hecho está. Pero de lo que debes estar seguro es que puedes cambiar con pequeños pasos tu presente. — le aconseje.

Sus ojos buscaron los mios y vi un pequeño brillo que reflejaba esperanza.

—¿Cómo?. — interrogó. — ¿Cómo hago para parar el monstruo que soy?. — terminó de formular la pregunta anterior.

— Empieza por lo primero... Dejar la pandilla. — solté.

—Es muy complicado Salomón, no entenderías como estoy refundido en esto.

—Todo tiene solución en la vida. Y esa es una escusa que te pones a ti mismo para no poder recobrar la vida que llevabas.  — le dije. — Tu tienes remedio, hay luz dentro de tu oscuridad cosa que no Aprovechas, en cambio yo. Ya no queda nada de ella dentro de mi. No tengo a nadie por quién luchar. Ni donde caer rendido. — añadí. Mis ojos estaban fijos en el cielo... preguntándole a Dios. ¿Hasta cuando?.

—Cuando empecé a andar con la pandilla de papel fue a los 15, razón muy estúpida por que mis padres no aceptaban la novia que tenia y entonces huí de casa. No comprendía el porque no la aceptaban, pero en el transcurso del tiempo la conocí en realidad. Y tenían razón, ella no era para mi. De Ángel no tenia nada más bien era una santa Diabla. Mis padres me amenazaron desde que me fui me dijeron que no volviera a poner un pie en casa si me iba y así lo hice, fue el peor error que cometí en la vida. Ahora el contrato que me tiene amarrado a papel es ese de servirlo en todo. Y si lo rompo mi familia muere. Esa es la razón por que hago todo lo que me dice él, siempre ha sido mi verdugo. — suspiró pesadamente y su mano empezó a temblar. — No sé que haré si le llegara a pasar algo a mi familia creo que haría cualquier locura por lo que llegara a suceder.

— No pienses estupideces mira que tu cabeza inmadura te hace decir y hacer cosas de las cuales luego te arrepientes. — le reprendí. —Ahora dime ¿como diablos fue que diste a prisión?. Sabiendo que me has mentido con eso de que mataste a tu novia. — añadí. Me quede observándolo, habíamos dejado de caminar y estábamos en un claro, cerca de este había un arroyo un tanto pequeño.

—Fue en realidad por drogas. Pero al parecer el  procesó fue tan rápido de mi caso que me mandaron a prisión.

— Eso lo explica. — agarré una piedra y la tiré al arroyo. — Ahora dime ¿Por qué peleastes con Roberto?. — le pregunté, por inercia cogí otra piedra y la tiré esta vez reboto tres  veces sobre el agua.

—Le pregunté, donde quedaba tu celda y bueno se enojo tanto sin razón alguna que me partió la cara a golpes. — se encogió de hombros al decirlo.

—¿y  a Lucas como lo conociste?. La verdad que me sorprendió verlos aquella vez que estaba con Cody.

— Por medio de papel. Fue que lo conocí.— dijo mordiendo la uña de su dedo gordo. — usábamos walkie talkies algo avanzados no nos podían espiar por que tenían su propio canal privado cada día. Nunca sospecharon de nosotros por que actuábamos con toda tranquilidad.— dejó de morder su dedo se sentó a la orilla del arroyo  y metió los pies al agua. Nos quedamos un rato en silencio, el cual se nos hizo algo largo.

—Al fin libre. — le dije sonriendo y metiéndome al agua con todo y ropa. No del todo pero libre.

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