C11: ¿Quién Eres?

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Después de recibir varios puños en mi rostro y sentir el sabor metálico de la sangre en mis labios logré darle su merecido a esos dos grandullones.

A uno le corte la oreja y al otro le enterré un cubierto en él ojo hasta sacarlo de la cuenca, le di dos puñaladas en su garganta hasta matarlo, el otro huyo vivo el infeliz pero con el arreglaría cuentas, como un niño pequeño anduve con él ojo en mis manos, me miraban horrorizados.

Dávila estaba observándome aterrado no podía creer lo que estaba viendo, soy así por eso nadie se acerca a mi, mis tatuajes en todo mi dorso significan cada muerto. Ahora al salir de prisión tendré una larga tarea de buscar cinco tatuajes mas para mi colección. Lastimosamente estaré 350 años en prisión como pena mínima por tanto muerto. Papel dice saber que yo tengo doble personalidad... Barbie lo asegura, pero lo que creo es que ese siempre ha sido mi naturaleza.

- Salomón. - dijo con voz temblorosa Dávila.

Me giré para verlo y una sonrisa psicópata se asoma en mis labios... Sabia muy bien él tipo de respuesta que le daría.

- Tú también quieres jugar eh, venga Dávila hagamos diversión aquí, a ver quién de los dos sale vivo sin huesos.

Su cara se descompuso de terror. Observaba a Ed y le hizo una seña para que se fuera.
Ed obedeció y se fue.

-¿Quién eres?. - le interrogué a Dávila, sin despegarle la vista se puso tenso. - He visto lo muy cercano que eres con Ed. ahora dime ¿QUIEN ERES?. - lo ultimo lo dije gritando no me apetecía mentiras en ese momento se que algo me esconden y aun no me lo han revelado.
Mi subconsciente me dice que todo este tiempo eh estado rodeado de mentiras.

-Esta bien te diré quien soy. Pero antes que nada calmate y pon en él suelo ese cubierto. - las manos le temblaban y su voz notaba un deje de nerviosismo.

Sentí un pinchazo en mi cuello. Me habían sedado.

-Esto no se quedará.... - no termine la frase todo se puso negro, muy negro.

*****

-¿así de agresivo a sido siempre?. - le interrogó a Edgardo que ahora estaba en su celda con Lucas.

Ed asintió. Lucas solo nos observaba aterrado.

- Ya tranquilizante, no te hará daño.

-¿T-t-tú cre-crees?. - dijo tartamudo.

-Si lo creo, solo te matará cuando despierte.

Abrió los ojos aterrado, y empezó a temblar de pánico.

-Dejalo ya Cody, no lo molestes. - lo defendió Ed.

-Ñe, molestar es mi pasatiempo. Por cierto has escuchado lo que dijo Salomón.

-Si, lo Escuché.

-¿Y que opinas?. - le interrogué.

-Tu haz lo que creas correcto, pero eso si ten cuidado... Bien sabes que las paredes tienen oídos.

- Bueno, ya tengo todo planeado... Para hablar con él maníaco.

-¿Quién eres?. - me interrogó Lucas

Lo observe serio. No sabia que responderle esta vez.

****

Siento como mi mundo da vueltas, quiero abrir mis ojos pero algo me lo impide.

-Ya despertó él bello durmiente. - dice una voz que no logro reconocer por él fuerte dolor de cabeza. - vaya, vaya al parecer le comieron la lengua los ratones. - añadió sarcástico.

-Ahora muchachos. - les ordenó la misma voz.
Sentía agua súper helada por todo mi cuerpo, luego de media hora de tenerme así, me levantaron entre dos... Aun no podía ver estaban vendados mis ojos por alguna extraña razón no me daba buena espina.

Me sentaron en una silla, sentí como amarraban mis brazos y mis pies a la silla.

-Nunca te han castigado Salomón, pero yo si haré que tus días sean un infierno aquí. - seguido de esto sentí dolor y mi cuerpo convulsionaba, con cada envestida que le daban a cada parte de mi cuerpo con algún objeto que no sabría identificar.

Grité, me retorcí como un psicópata enfermo, la silla se dio vuelta por la fuerza bruta y caí de espaldas.

Luego de pensarlo reconocí la voz, una ira se apodero de mi me las pagara muy caro.

Esta vez me sujetaron de nuevo y me quitaron las vendas de mis ojos.
Y ahí estaba parado vestido de negro, con su cabello negro revuelto, y sus ojos color verde me miraban cínicamente.

-Cobarde le grité, para eso usas a tus perros falderos para torturarlos.

Aplaudió en son de burla.

-Bravo, Bravo, Bravo, Salomón. Bien pensado. Pero... Hoy cometiste una falta grave así que pagaras con dolor.

Su cara se dibujo una sonrisa siniestra, pero yo no le tenía miedo haga lo que haga... El dolor siempre ha sido parte de mi.
Le hizo una seña a los jóvenes de la PM, los cuales tenían un rostro inexpresivo no mostraban sentimientos.

Me volvieron a vendar, no creo en Dios... Pero le pido fuerzas, sea lo que sea que harán conmigo para soportar él dolor.

Aunque tengo un plan, después de todo y me puede ir peor si lo ejecutó.

Se acercó uno me metieron algo en la boca, será para amortiguar mis gritos. No me gusta para nada.

-Ahora sentirás, lo que es realmente dolor. Lo cual un Asesino se lo merece con todos los honores. - se río descaradamente - Prosigan muchachos. - pidió.

Sentí como cogían una de mis manos y con un objeto metálico por así decirlo me empezó a jalar una de mis uñas. Forcejeó hasta arrancarla de mi mano. Me dolió pero tengo que ser fuerte. Prosiguieron con él mismo procedimiento en mi otra uña... Sentía como salia liquido rojo de mis dedos.

Maldito me las pagará muy caro, lo mataré con mis propias manos y no me importará desmembrarlo vivo. Y quemar trozo por trozo hasta que solo queden cenizas, de la vil escoria.

***

Mi rostro se prestaba inexpresivo.
Me habían vendado los dedos.
Llegó Dávila a ver mi estado, y yo solo lo observé.

No salia palabra algún de mis labios, nos mantuvimos así por un largo lapso de tiempo él sabia que yo quería respuestas... Una única respuestas sin mentiras. Es momento de que me digan todo lo que me han estado ocultando.

FugitivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora