C22: Blanco y Negro

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Se había desmayado y le pedí a los del supermercado que me pusieran las cosas de ella en mi cuenta. Aun no despertaba, lo mejor que hice fue llevarla al carro que yo andaba.

Lleve todas mis compras al lado de atrás en el baúl. Era un doble cabina cerrado con vidrios polarizados. Me subí al lado del volante y coloque las llaves.

No podía dejarla ir, me descubrió y necesito sonsacarle el ¿cómo?. Seguía su cuerpo inerte en el lado de atrás, sus párpados se movían a gran velocidad, a lo mejor tenia alguna pesadilla. Su cabello café Negro.

Y recordé el brillo de sus ojos café oscuros. Miedo, era lo que sus ojos iluminaban.

Me dirigí lejos estaba en una misión en orden de papel. Pero nadie confiaba en mi. Tengo planeado entre manos hacer otras cosas pero aún no, necesito ganarme su confianza al máximo.

Andaba sólo en esta misión, tenia que matar a un tipo que le debía. Aun no he ido a chivarme en lo que hace, pero pronto lo haré.

Tome un pasaje que conducía hacia mi nueva residencia, metí el carro en el garaje. Vivía en la Colonia Suyapa e iba hasta Chamelecón Centro a comprar a la despensa. Hay una posta cerca de ahí pero son tan inútiles que hasta en el mismo lugar asaltan a la persona.

Metí todo adentró, luego fui por ella... A decir verdad parecía que la estaba secuestrando. Aunque no era mala idea, tal vez aflojan sus padres.

La coloque en una silla, saque una cuerda amarre pies y manos a la silla. Coloque un trapo en su boca.



***

Media hora después, me dolía la cabeza y lo único que recordaba eran aquellos ojos grises que me miraban confundidos y con una harta peligrosidad. Intente abrir mis párpados.

Cuando lo conseguí vi blanco y negro, era como ver con una película de esas de Cantinflas que pasan en el canal telecadena 7/4.

Y entre la oscuridad deslumbre sus tatuajes tenia una bífida asquerosa dibujada en su pecho al lado del corazón. Sus ojos grises lucían hermosos en el juego tétrico en blanco y negro.

Se podía decir que era de noche.
Por la oscuridad que había y un foco a juego en los colores neutros de aquel lugar.

—¿Sabes quién soy?. — me interrogó clavando su pupila gris en mis ojos color café oscuro.

Se acercó a mi y yo temblaba del miedo, realmente no sabia quien era. Solo recuerdo que me aparece en sueños pero ahora no recuerdo que es exactamente lo que hace en mis sueños, solo tengo retazos de los sueños tal vez será por el miedo de como me mira con esa vil mirada de un asesino a su víctima.

Destapó mi boca y ágilmente cogió una silla, le dio vuelta y se colocó cara a cara hacia mi.

Enmudecí no sabia que responderle.

— Vuelvo a Formular la pregunta. ¿Sabes quién soy?. — interrogó nuevamente.

No salia palabra alguna de mi boca, conteste negando con la cabeza, una lágrima sincera se escapo sin permiso, era mi fin.

—Y ¿Por que gritaste por ayuda?. — dijo su voz ronca, a decir verdad se me hacia un tanto familiar pero no recordaba donde había visto sus ojos, además de mis sueños para ser claros.

—Y-o, Y-Y-o te he visto en sueños. — dije mi voz tartamudeo a causa de la inseguridad que me daba.

Una sonrisa salio de las comisuras de sus labios, saco una navaja de su bolsillo.

— No estoy para juegos estúpidos de pre-adolescentes hormonales. Me dices por las buenas o lo arreglaremos por las malas. — jugaba con la navaja en sus manos. — Y por cierto estas bien buena, buenas piernas y todo, a puesto que eres la santurrona del colegio. — dijo burlándose de mi.

Mis mejillas se tornaron rojas de cólera, lo note por como ardían.

Se estaba burlando descaradamente de mi, y me decía adolescente pero ¿quién se cree este imbécil?.

—No se ni de coña, quien puta eres y para rematar eres como un grano en el culo en mis malditas pesadillas. Tus ojos, tus malditos ojos no me dejan tranquila por las mañanas. Y para tu puta información de asesino en seríe yo no soy una adolescente ya cumplí veinte años ya pase por esa etapa estúpida. Trabajo tengo familia por la cual me parto el maldito trasero trabajando día a día para salir adelante .— explote no lo pude contener mas sus ojos grises me observaban atentos, cada palabra ofensiva dirigida hacia el y no hacia ningún efecto alguno. — Y para rematar viene y me secuestra un puto asesino, que me va a matar por que dizque él, " Lo reconocí". Yo no se quién putas eres. Ni que fueras Juan Robando, con todas sus mierdas en cadenas de radio y televisión para que te haiga reconocido. —terminé.

—Has soltado información valiosa, niña así que te quedarás aquí sufriendo, hasta que decidas decirme la verdad. Por mientras iré a darme una vuelta, tus rasgos físicos tienen que ser iguales a los de tus padres será fácil encontrarlos. — abrió los ojos como plato y de estos se le escapo una lágrima.

—¡No!, a ellos no por favor, matame a mi pero no les hagas daño a ellos. — gimoteo entre sollozos.

—Jajaja mira ... Y quién me lo impedirá. ¿Tú?. — me señaló burlándose de mi. — No seas ingenua niña, soy un asesino no un pan de Dios. — se fue a paso ligero cagándose de la risa.

—Mierda. — susurré llorando por lo bajo.

Me había quedado sola en esa habitación en blanco y negro.

—Por cierto si pides a gritos ayuda, date por finada el día de mañana. — gritó cerrando la puerta principal de un solo portazo.

—Hay virgencita de Suyapa, en que rollo me he metido. Por andar haciendo obras de caridad a mis padres mira lo que me pasa. — susurré, ya había dejado de llorar y me fijaba a mas detalles en el lugar que me encontraba, las paredes blancas. Su piso con cerámica a juego como quien juega una partida de ajedrez. En blanco y negro.

FugitivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora