VII

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hola! espero me disculpen por no publicar antes, pues e tenido varios problemas, y pues los ánimos se me han ido un poco, la creatividad me a menguado y bueno...

igualmente muchas gracias por el apoyo a la historia.

sin mas aquí el cap

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Naruto se levantó gustoso de su cama, amaba poder dormir más de 8 horas y despertar como una lechuga fresca, era reconfortante y sentía que podía recuperar su belleza para así no ser la malvada madrastra de cenicienta todo el día. Se contempló en el espejo, admirándose, claro que era hermoso, y después de lo que había pasado con Sasuke, su ego se había elevado tanto, era como sentirse con súper poderes; se sentía imparable.

Hoy era su día libre, su día sagrado para hacer lo que le plazca y ser feliz, pero la emoción que bullía en su interior apenas le había dado chance de pensar en otra cosa que no fuera Sasuke y el beso. Su primer beso consciente con Sasuke, sus labios calientes encima de los suyos, rudos como su dueño, ahora no sabía qué hacer para dejar de suspirar.

Miró su celular y frunció levemente el ceño, ahí se quedaba su día apacible y de buen humor, ¿qué le costaba a la vida dejarlo ser feliz por una vez? Se dirigió rápidamente al baño para asearse, y alistarse lo más rápido posible, cuando estuvo listo, salió de su casa y se montó en un taxi, dio la dirección de su destino, y, cuando llegó, se bajó de inmediato, pagando y alejándose rápidamente hasta encontrarse frente al bar de Gaara, encontrándose con que el letrero estaba apagado y el kanji de rojo no resaltaba. Abrió la puerta oscura, ya que, aunque sabía que parecía cerrado siempre iba a estar abierto para él; pudo ver al pequeño Gin barriendo el piso con la mirada gacha que alzó rápidamente al escuchar la campanita, suspiro cuando vio a Naruto.

—¿Qué fue lo que pasó?

Gin estuvo a punto de hablar, pero se quedó callado al escuchar como Gaara interrumpía.

—No pasó nada. Gin, ve a contar cuantas botellas de licor quedan.

—Sí —dijo obediente y Naruto frunció el ceño.

Cuando revisó su celular al despertar, notó el mensaje que Gin había mandado, lo recibió en la madrugada de ese mismo día, pero al estar dormido no lo había visto, al menos no hasta levantarse, sin embargo, este sólo había mencionado que Gaara estaba en peligro.

Naruto se acercó a Gaara y lo escudriñó buscando algún signo de que estuviera mal, pero no fue hasta que vio su cara gacha que se dio cuenta de lo que pasaba, entonces se acercó al pelirrojo lo suficiente como para intimidarlo y levantó su cara, pero Gaara sólo lo empujó.

—¿Qué crees que haces?

—Déjame verte —dijo Naruto—. ¿Qué escondes?

—Nada de tu incumbencia, cariño —trató de sonar normal, pero hubo algo en su tono de voz que lo delató ante Naruto.

Tu destino está atado al míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora