XVIII

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hola, se que ha pasado tiempo... la verdad necesitaba un descanso en toda mi vida, pero e vuelto.

les deseo una feliz navidad, y muchas gracias por casi completar el año conmigo y mis historias. se los agradezco de todo corazón. 

espero les guste el cap.

espero les guste el cap

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—¿Y así se supone que debe de quedar?

—...

—¿Sasuke? —la voz chillona de aquel chico lo sacó de sus pensamientos.

Sasuke miró la pintura de aquel hermoso chiquillo y luego lo miro a él, lo miró fijamente, buscando algo que sabía que no podía encontrar. Asintió sin realmente prestarle atención, obteniendo un puchero por parte del chico, quien se acercó para abrazarlo, sin embargo, Sasuke negó.

—Basta, Menma.

—¿No quieres un poco de cariño?

¿Cómo decirle a Menma que sólo estaba con él por el simple hecho de que se parecía a Naruto? A su Naruto...

Después de todo, su piel se sentía fría y su pecho vacío desde que Naruto se había ido de su vida, incluso, a veces, era difícil recordar el momento en el que todo se detuvo y el tiempo se quebró entre ellos.

—Ahora no, Menma, mejor sigue practicando.

Segundos después, la puerta se abrió y por ella entró un feliz Kenji con un gran oso de peluche entre sus brazos, corrió hacia él y Sasuke sonrió ligeramente.

—¡¡Papá!!

Sí, algo bueno que le había dejado Naruto había sido convertirse en un mejor padre, había aprendido a ser responsable y enfocarse, ya que, no fue hasta sentirse solo y perdido que se dio cuenta en el tipo de persona que había sido, y de la persona en la que podía convertirse más adelante.

Sasuke lo cargó llevándolo a la cocina y sentándolo en la mesa mientras le desordenaba el cabello.

—¿Y tu madre? ¿Te dejó venir solo?

—De hecho, me escapé —Sasuke frunció el ceño y Kenji se encogió de hombros—. Lo siento papá...

—Llamaré a tu madre, espera aquí.

Sasuke se alejó, buscando su celular, pensando que, antes el tener a Kenji siempre había sido una molestia, así que peleaba con su antigua pareja por no tenerlo con él, pero ahora era diferente.

—¿¡Sabes dónde está Kenji!? —dijo alterada al contestar.

—Está conmigo —informó.

—Dios mío... Gracias a Dios.

—Lo llevaré después de cenar, ¿te parece?

—P-por favor, sólo cuídalo...

—Bien.

Tu destino está atado al míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora