XXXII

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Naruto abrió los ojos al sentir la suave luz filtrándose, se movió con suavidad recordando lo que había pasado ayer, miró con cuidado a su lado, con temor de no encontrar a Sasuke, realmente su corazón dolía con la idea de que todo hubiera sido un...

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Naruto abrió los ojos al sentir la suave luz filtrándose, se movió con suavidad recordando lo que había pasado ayer, miró con cuidado a su lado, con temor de no encontrar a Sasuke, realmente su corazón dolía con la idea de que todo hubiera sido un error.

Pero ahí estaba, dormido, sereno, sus cabellos negros caían en sus almohadas, su cuerpo brillaba tenue, Naruto se acercó más, él sabía que no se arrepentía de nada, pero y si Sasuke ¿si?

Se quiso levantar, pero una mano lo jaló de vuelta y Sasuke pronto lo abrazó con fuerza, ambas pieles se tocaron y sus labios fueron buscados, Naruto se sorprendió, pero aun así dejo que lo besara.

Cuando se separaron Sasuke le besó las mejillas, la frente y sus cabellos, lo acomodó muy cerca de él acariciando su piel.

–¿Te arrepientes? –preguntó Naruto y Sasuke frunció el ceño.

–¿De qué? –le miró a los ojos entonces Sasuke negó – No me arrepiento de haberte dicho que te amaba, no estaba demasiado borracho como para no saber qué hacíamos... realmente lo hago.

–Sasuke...

–Tampoco quiero que pienses que te quería solo por sexo, ¡dios no! Si te di esta impresión lo siento, realmente quiero una relación formal, lo siento.

–No, no nada de eso– corrigió rápido– Solo... yo también te amo.

Se tiró contra él ocultando su cara en el pecho de Sasuke nervioso, y Sasuke se sorprendió, sonrió sincero acariciando sus cabellos, se sentía bien, completo y muy correcto, el rubio estaba hecho para sus brazos.

¿Cómo no lo había visto antes?

Entonces la puerta fue tocada y la voz de Gaara sonó amortiguada tras la puerta.

–Disculpen tortolos, pero aquí una pequeña bestia tiene hambre y le está haciendo una rabieta a Sai.

Sasuke rio con fuerza, Kenji era su hijo en todas las reglas, Naruto le miró sonreír feliz, la vida de padre le quedaba a Sasuke muy bien, ¿realmente él iba a poder ser un buen compañero para Sasuke ahora que tenía un hijo?

–No sé qué es lo que piensas tanto... pero después del desayuno tendremos todo el tiempo que quieras para hablarlo...

–Bien...

–Bien

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Tu destino está atado al míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora