XIV

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espero les guste la conti, a esas personitas que siguen la historia a pesar de toda la espera, muchísimas gracias, de verdad lo aprecio.

si quieren dedicación para el próximo cap, escriban aquí.

sin mas aquí el cap.

sin mas aquí el cap

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Naruto jadeó entrecortado al salir del metro, muy pocas veces lo agarraba porque siempre iba muy lleno, pero en días como ese tenía que hacerlo, ya que era una emergencia.

Casi corrió por las calles y, cuando vio la zona de bares, no dudo en ir a la dirección que le había dado Gaara. Cuando llegó, lo vio cargando un cuerpo casi inconsciente.

—Dios mío —jadeó sin aire—. ¿Está bien?

—Sólo muy ebrio —dijo Gaara sin darle mucha importancia—. Aun no entiendo qué le hiciste a este lindo muchacho para que se pusiera de este modo.

Naruto se rascó la nuca con nerviosismo y quiso decir algo, pero un pequeño murmullo lo hizo callar.

—¿N-Naruto?

—Aquí estoy, Haku...

Se acercó rápidamente para agarrarlo, sintiéndolo pequeño contra su cuerpo, y, aunque hace tiempo eso le habría gustado mucho, ahora era un poco diferente.

—¡S-suéltame! M-me traishionaste...

Suspiró, hace dos días que Haku había vuelto del viaje a Kyoto, dos días desde que lo había hallado en paños menores con Sasuke entre las piernas, los mismos dos días desde que había salido de su casa llorando como una chica y no había vuelto más. Él había estado nervioso por haberlo perdido, pero gracias a la ayuda de Gaara lo había encontrado, ahora, viéndolo y oliéndolo, sabía que esos dos días había estado bebiendo como si su vida se estuviera acabando.

Lamentablemente, él no sabía que Haku pensaba darle una sorpresa y regresar antes de su pequeño viaje, por lo que ahora se sentía culpable, más aún al saber cuánto lo amaba aquel chico.

Con cuidado, lo agarró mejor de la cintura y comenzó a caminar con él, pero Gaara silbó llamando su atención.

—Oye guapo, conseguí un taxi.

Naruto agradeció y caminó hacia el taxi, por su parte, Gaara le sonrió tranquilo despidiéndolo, una vez dentro del carro Naruto dio su dirección y, con mucho esfuerzo, hizo que Haku dejara de removerse inquieto mientras emitía quejidos caprichosos por salir de sus brazos.

Al llegar, casi se cae de cara cuando Haku se tropezó, pero logró estabilizarse lo suficiente para entrar y llevarlo a su cuarto, dónde lo acostó, sin embargo, Haku se aferró a él llorando con fuerza, haciendo que su corazón se contrajera dolorosamente, sintiéndose culpable.

Lo arrulló suavemente hasta que sintió que se quedaba quieto, luego lo acostó de nueva cuenta y lo arropó, decidiendo que esperaría a que Haku despertara para poder hablar, por lo que aprovechó para hacer limpieza en toda su casa, cocinar y salir a la farmacia por unas pastillas para el dolor de cabeza que seguro Haku tendría.

Tu destino está atado al míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora