Prólogo

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Como cada mañana los alumnos del Instituto Hamilton, ingresaban con tranquilidad a sus respectivas clases, era una institución muy prestigiosa donde las reglas debían ser respetadas al pie de la letra, y vaya que eran demasiadas al menos unas 150 estaban escritas en el reglamento escolar. En el caso que alguien rompiera una de las reglas sería acreedor de uno de los castigos más odiados por los alumnos, la famosa detención que muchos consideraban lo peor del mundo, ya que perderse una tarde del día viernes era casi como el exilio social, otros decían que no era de lo cual preocuparse, pero lo que si resultaba verdadero y era el hecho que este castigo podría cambiar la vida de algunos alumnos.

Oficina del rector

—Matteo Balsano otra vez por aquí, ¿se puede saber que hiciste ahora?—preguntó serio el hombre mientras tomaba un sorbo de café.

—Nada, ya sabe masticar chicles, drogarme, emborracharme y por supuesto prostituirme—soltó con una sonrisa en su rostro.

—Hablo en serio tu conducta destructiva me preocupa no puedes actuar así todo el tiempo—decía el hombre en forma de consejo.

—Haga lo de siempre enviarme a detención para que reflexione sobre mi patética vida—dijo despreocupado.

—Espero que esta vez sí lo hagas, Matteo si aún no te he expulsado es porque soy tu padrino y te quiero ayudar—dijo preocupado.

—No lo hace muy bien—dijo parándose del asiento.

—Matteo, ten tu reporte de detención—le entregó el papel. Matteo lo tomó con desdén y salió de la oficina, era algo que no le gustaba hacer, pero estaba cansado de los rumores infundados sobre su persona por eso no dudaba con golpear a cualquiera que se le pusiera enfrente otro día en detención no tenía nada de inusual a otros que había pasado o tal vez si...

****

—Ámbar Smith, es la quinta vez que la sorprendo con el celular—habló la profesora en señal de regaño.

—Sólo revisaba algo importante­—respondió ella sin preocupación.

—¿Acaso más importante que la clase?—preguntó la mujer.

—Si estaba con el celular es porque la clase es de lo más aburrida que existe en la vida—dijo la rubia, y sus compañeros soltaron un eufórico "Uuuu" haciendo que la maestra se enojara aún más.

—Smith, a dirección ahora—la envió la profesora.

(...)

—Smith Catherine, su madre nunca estuvo en esta oficina, tenía una conducta intachable, y usted ya lleva 5 amonestaciones en esta semana—dijo el hombre con el expediente en mano.

—Mi madre era ella, y yo soy yo acaso no le queda claro que somos diferentes—golpeó la mesa, escuchar lo perfecta que era su madre la hacía explotar de rabia.

—Primero no sea falta de respeto, segundo tendré que enviarla a detención hoy—dijo escribiendo el castigo en el papel.

—Bien—salió del a oficina dando un portazo, su amiga Nina la estaba esperando.

— ¿Y qué tan malo fue?—preguntó la pelinegra preocupada.

—Me gané un castigo en detención—dijo riendo.

—Pensé que estarías más preocupada—dijo confundida.

—Puede ser hasta divertido, Nina ahora vamos a comer algo—le dijo sonriéndoles.

*****

—Miren llegó la bruja—dijo despectivamente Johanna.

—Bruja tu abuela, idiota—respondió molesta Emilia.

¡Ámame si te atreves! [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora