Capítulo 5

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—Emily ¿Regresaste?—preguntó Johanna burlona.

—Por desgracia—respondió Emilia desganada.

— ¿Qué tal el aquelarre?—se burló Johanna.

A legjobb az élet, hülye—replicó la rubia.

—No le tengo miedo a tus hechizos—Johanna agarró del cabello a Emilia, y de un solo jalón la sentó.

— ¿Qué harás?—preguntó asustada la mexicana.

—Veamos este cabello está tan descuidado, ¿Qué tal te vendría un cambio?—tomó un mechón de cabello junto a una tijeras y se dispuso a cortarlo, mientras la rubia se deshacía en un mar de lágrimas.

— ¡Por favor no lo hagas!—suplicaba entre sollozos.

— ¿Me estás rogando?—rio—Vamos pídemelo de rodillas—ordenó, y Emilia estaba dispuesta a arrodillarse no quería hacerlo, pero era la única forma de que Johanna la dejara tranquila por un momento de su vida.

—Johanna ¿Estás ahí?—interrumpió la voz de Melissa.

—Si—le dijo a Emilia que hiciera silencio—Vine a buscar a algo—mintió.

— ¿Y por qué la puerta está cerrada?—preguntó del otro lado.

—No lo sé se trabó, y no puedo salir—dijo Johanna fingiendo nervios.

—Iré a buscar a alguien—respondió Melissa.

—Gracia amiga—se acercó a la puerta—Tú escóndete ahí dentro—le señaló uno de los estantes a Emilia.

Emilia se dirigió hasta el estante dispuesta a esconderse, probablemente en otro momento trataría de defenderse, pero ahora no sólo quería salir de allí, se metió dentro del estante y se quedó dentro hasta que Melissa llegó con un señor que abrió rápidamente la puerta, Johanna salió cerrando la puerta entonces la rubia entendió la señal salió de su escondite, y corriendo se fue hasta algún lugar donde pudiese desahogarse tranquila.

*****

La clase de matemáticas estaba llegando a su fin, por lo que los estudiantes se dedicaban a platicar entre ellos o simplemente esperar que fuese la hora del receso.

—Entonces le dije eso, y al parecer se sintió mal—dijo la rubia.

— ¿Tú crees que Balsano tenga sentimientos?—preguntó la pelinegra.

—Todo el mundo los tiene Nina—repuso Ámbar.

—Si tienes razón deberías pedirle disculpas, e invitarlo a salir—dijo Nina.

—Creo que con unas disculpas bastará—dijo tajante la ojiazul.

—Si lo invitas a salir te disculpará más rápido—explicó la de lentes.

—Me estás confundiendo aquí voy—se levantó de su silla dispuesta a acercarse hasta el asiento de Matteo, ese asiento que estaba al final sin ninguna especie de compañía, se dio cuenta que todo el curso la miraba extrañado probablemente era porque nadie se atrevía a molestarlo, tragó saliva esperando lo peor, y luego de unos pasos se encontraba frente a él.

—Princesa Smith ¿Qué te trae por aquí?—preguntó Matteo.

—Te dije que no me llamaras así—respondió Ámbar.

—Bien ¿Qué quieres?—volvió a preguntar Matteo ordenando sus cosas para salir lo más rápido del salón.

—Quería pedirte disculpas por lo que te dije el otro día—dijo Ámbar en voz baja con una mezcla de nervios, y vergüenza.

¡Ámame si te atreves! [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora