Capítulo 31Entre el amor y el deber I

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Hugo

La inocencia de un momento único, el brillo de su mirada, la ilusión de una sonrisa, el susurro de su vos, la sonrojes de sus mejillas, cada parte de ella me descompone de una forma indescriptible de lo cual solo ella tenía el remedio para esta locura desenfrenada de tenerla en mis brazos. Esas fueron muchos de los pensamientos que tuve al conocer a Engelle, quien a pesar de los golpes aun brillaba con luz propia sin darse cuenta, era tan dulce, tan ingenua, con un atractivo sin igual no solo externo sino internamente bella que me descompuso el simple hecho de verla tumbada en esa cama. No la conocía en lo más mínimo pero me decidí desde ese día estar con ella, no por obligación sino porque quería verla bien y estable, quería ver la verdadera Engelle fuera de una cama de hospital, siendo ella mismo sin miedo a que alguien le haga daño, quería ver a la Engelle segura de sí misma lo cual sabía que era pero que estaba siendo reprimida por los temores que la acechaban o tal vez simplemente quería conocer más a esa persona que a pesar de estar muy golpeada, hinchada y amoreteada me había cautivado con solo una mirada.

Cuando hice el curso de policía nunca me informaron que podías quedar cautivado por una mujer en tu primera operación como policía oficial con cual me descoserte en un comienzo, llega hasta pensar que no podría hacer mi trabajo sin inmiscuirme de forma personal con la víctima como que fue lo que paso después de verla sola y desprotegida en ese hospital, quería darle todo mi apoyo al menos como amigo o al menos eso espere, hasta el momento en el que empecé a inmiscuirme en su vida queriendo ayudarla para acercarme a ella y conocerla mejor.

Casi en un mes después de conocerla ella ya tenía mi mundo puesto de cabeza, me tenía cautivado por su manera de ser pero no la cohibida que conocí en un comienzo sino por su verdadera forma de ser, su liberalidad, independencia y decisión por seguir viviendo fueron las causas que me aprisionaron sin darme cuenta. Ella vivía en mi departamento el cual ella creía que era suyo lo cual decidí aprovecharme por su situación la cual la había dejado sin el sentido de la visión por al menos un mes, lo cual me permitía al menos cuidar de ella en mi departamento hasta que recuperara, se me hacía extraño que no supiera quien era o al menos que me conociera físicamente pero me hacía feliz al menos tenerla a mi lado por el tiempo que fuera.

Una tarde justo antes de regresar a mi departamento me notificaron una propuesta irrefutable la cual no podría rechazar, era una propuesta de trabajo en Londres para una agencia de policías privados lo cual me traería más ganancias para un futuro estable mejor pero justo en medio de la alegría me debatía entre rechazarla y seguir con mi cargo de oficial secundario el cual no era la mejor paga pero me permitía al menos darme mis lujos de vez en cuando. Cuando llegue a mi departamento ver a Engelle sentada en una mecedora tarareando alguna música mientras comía una manzana me partió el corazón, no sabría cómo lo tomaría, ni como podría sustentarse ella sola por lo que me costó decidir qué era lo mejor para mí y para ella en un futuro. Me debatía entre los sentimientos y el deber de lo que me correspondía hacer pero ¿cómo hacerlo sin sentir ese vacío en mi pecho por su presencia en mi vida? ese pensamiento me dejo mil dudas de la cuales ninguna tenia respuesta pero tenía que intentar solucionar mis dilemas de alguna manera así que decidí comentarlo con ella para ver que pensaba.

-- hola Engelle – salude antes de acercarme a ella y estrechar entre mis brazos, sentía una nostalgia terrible en mi pecho al sentir que renunciaría aun parte de mi por una oportunidad de trabajo.

-- hola Oleen, sabía que eras tú mi sentido del olfato te detecto a kilómetros, me siento como un perro olfateándote a los lejos – finalizo haciendo una mueca que lo único que me hace sentir es ternura por su comportamiento infantil.

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