Capítulo 18 El rostro del descaro

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Engelle

Los nervios destrozaba toda la seguridad en mi interior, mientras que la culpa roía mi alma lentamente haciéndome sentir cada vez más miserable por lo que había hecho esa noche. Los recuerdos latentes de lo sucedido ese día daban vueltas en mi cabeza mientras la culpabilidad incrustaba su ponzoña en cada parte de mí ser, envenenando cada vez más profundo todo a su paso.

Los ojos se me llenaron de lágrimas en el instante en que mi mente proyecta la imagen de Erick con su mirada inyectada de sangre y sed de venganza desbordando todo su cuerpo. Aun no puedo creer lo que hicimos pero somos unas criminales y eso nadie lo borrara de mi memoria. Esa noche nadie la borraría de mis recuerdos y eso era lo que más se me incrustaba en mi corazón.

Aún recuerdo cada palabra de Alis me había dicho <es necesario hacerlo así no dejaremos huellas de lo ocurrido> me había convencido con cada una de sus palabras pero aun no aceptaba todo lo que había sucedido. Los recuerdos me inundaron de un momento a otro, reproduciendo cada instante de lo acontecido esa noche, la imagen de Alis limpiando el charco de sangre de la alcoba mientras yo embolia a Erick con una sabanas después a la mitad de la noche sin que nadie nos viera sacamos el cuerpo de Erick envuelto en sabanas hacia la planta baja del edificio para meter el cuerpo inerte en la cajuela del vehículo Alis, mientras yo conducía mi coche siguiendo el suyo hacia las afueras de la ciudad hacia el lago Fisherd en donde dejaríamos el cadáver, cada bello de mi piel se eriza al recordar cómo se hundía el vehículo con el cuerpo de Erick en su interior. No dijimos una palabra al regreso de nuestro homicidio, antes dejar a Alis en su departamento me dijo que nos apartemos por un tiempo hasta que toda la controversia del momento desapareciera pero que no me preocupara que estaríamos en contacto al menos a escondida, solo acepte cada palabra que decía y sin despedirme me enrumbe hacia mi casa desorbitada e iracunda por todo lo sucedido ese día, casi me accidento por los recuerdos secundando en mi mente, no sé cómo llegue en una pieza a mi departamento pero hay estaba aún en mi auto llenándolo de lágrimas por la culpabilidad que me albergaba en el pecho, escuche a lo lejos que alguien gritaba mi nombre mientras daba golpecitos con su manos al vidrio de la puerta de mi auto, me gire para observar a la persona que me llamaba y aun con ojos nublosos por la lagrimas la reconocí, era rebeca parada afuera de mi auto empapada de pie a cabeza mirándome con preocupación.

Sin darme cuenta de la tormenta que azotaba el exterior y sin saber cómo desahogar el dolor de mí interior abrí la puerta del vehículo, arrojándome en sus brazos y llorando aun con más ferocidad desbordando toda la frustración, ira y dolor guardados. Las gotas de lluvia me empaparon enseguida al salir del vehículo, limpiando cada rastro de culpa que albergaba mi alma dejando solo un rastro de lo que había incrustado en mi corazón.

Mi visión poco a poco se fue oscureciendo a medida que las gotas caían al suelo purificándolo la tierra. Sentía los ojos pesados, con la garganta seca, poco a poco fui recuperando la movilidad de mi cuerpo, logrando abrir los ojos lo más despacio que pude la luz de la habitación me deslumbro enseguida haciéndome volver cercarlos por instinto, parpadee por un momento hasta que mis ojos se acoplaran a la luz y al fin pude observar lo que rodeaba mi alrededor. Me encontraba en mi habitación aunque no supiera como había llegado hay, el cuerpo de rebeca se encontraba sentado a un lado de la cama de donde me encontraba.

Me miraba con sumo cuidado escrutando cada acción que hacía, quise levantarme pero no me dejo poniendo sus manos en mis hombros para que no lo hiciera – tiene que estar en reposo – sentencio levantándose para servir un vaso de agua de la mesita de noche y brindármelo.

Lo tome enseguida de un solo sorbo porque realmente sentía mi boca más seca que un desierto, cuando al fin sentí mis cuerdas bocales funcionando dije— ¿cómo llegue aquí? ¿Qué sucedió anoche?—pregunte con curiosidad ya que no recordaba nada lo que había sucedido.

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