(8)No sueltes lo que Dios te dió.

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Si Dios te entregó algo muy importante no lo sueltes, ni lo pierdas. Cuida lo que Dios te dió. Por algún motivo te lo habrá dado, ya sea para bendición o prueba. Todo lo que Dios da es para bien.

Si te entregó un mensaje, consérvalo. Si no entiendes el mensaje ve a lo secreto de tu habitación y habla con Él, dile que te explique con lujos y detalles como Él sabe hacerlo, el mensaje.

Por ningún motivo guardes en un cajón de basura o en un ático cubierto de polvo lo que Dios puso en tus manos. Acaricia con ternura lo que te entregó. Se fuerte y valiente, no le temas a el enemigo.

Si Dios colocó una gran fuerza o potestad en tus manos es porque te lo merecías y habías alcanzado un alto nivel. Además el Señor sabe todo de ti, aún cuando pones tu mente en blanco. No le entregues al enemigo lo que Dios te dió. No te rindas en medio del desierto, pelea como hijo/a de Dios.

Si es una palabra, un don, una cura, un beneficio, una batalla, un valor... Sea lo que sea úsalo bajo la supervisión y guía del Señor. No te dejes atropellar o envenenar por el diablo y la muchedumbre, aprende de la gran sabiduría y pelea la buena batalla de la fe.

"He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona."
APOCALISIS 3:11

Dios guarda una corona para ti, de acuerdo a tus méritos. Esta corona lleva tu nombre... Dios espera que todo lo aprendido para bien lo conserves, que no te alejes de Él, que escuches siempre su palabra y confíes en Él. Él pide que sigas cada una de sus huellas y lo adores, que te apartes de las garras del diablo. Espera que cada día te sumerjas más en su Presencia. El Señor te obsequió grandes dones para bendición y honra, para que ayudes a tus hermanos y, hermanas en la obra maestra del Rey de Reyes y Señor de Señores.

No te rindas, Él esta cerca. En un abrir y cerrar de ojos puede estar frente a ti.

Oración ilustre:

«Señor, no soy nadie sin ti. Tú lo eres todo para mí. Padre reconozco con todo mi corazón que me has obsequiado grandes cosas que me han beneficiado mucho, incluso puedo asegurar que estoy más cerca de ti. Sin embargo, hay momentos en los que me confundo y ni sé qué hacer. Dios ayúdame a entender más tu camino y lo que me has entregado, quiero hacer las cosas bien.

Dios, no me dejes rendirme. Hazme partícipe de tu maravillosa sabiduría, quiero ser tuyo/a. No me dejes caer en mentiras.

Que mis manos no suelten lo que me has dado.

Entréname en ti. Gracias por todo. Ayúdame a crecer en ti. Que se haga tu voluntad, amén.»

¡Dios les bendiga!
Att.Y.E.M.C.

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