(3) Las batallas

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Hay momentos que pensamos que ya no podemos más; la carrera de la fe ha sido muy dura. Tantas batallas que hemos ganado por la gran mano de Dios: fuerte y poderosa. Pero aún quedan otras que resultan totalmente dolorosas: amigos que se van, padres que se divorcian, peleas matrimoniales y de pareja, discusiones por desilusiones, sueños que nos atraen, pero no son parte del plan divino, un examen que coger, carta de despido, búsqueda de empleo, pérdida de algún familiar o amigo en etcétera.

Incluso cuando regresa tu pasado y te quiere llevar de vuelta con él, arrastrándote al lugar del cual Dios te quito. Al dormir también estamos guerreando. Espíritus malos y demoniacos nos quieren quitar la esperanza en Cristo, pero gracias a Dios, no llegan a nosotros porque el Leon de la tribu de Juda pelea por nosotros con su escuadrón celestial.

Así que por muy dura que sea la batalla debemos confiar en Dios ,y dejar que Él tome control de nosotros y nos guíe hacia otra victoria. No va a ser fácil porque puede que flaqueemos en cosas y dudemos de la soberanía de Dios, pero el Señor está lista para demostrarnos que su poder es enorme. Y que su capacidad para manejar las cosas es extraordinaria, llena de sabiduría y gracia. Nadie le puede hacer frente a Dios y ganarle. El Señor puede con todo y todos; Él es poderoso.

En el libro de Santiago se nos pide mucho la oración, ósea hablar sin cesar con Dios, sin importar donde estemos. Para pedirle en pocas palabras que nos llene de su conocimiento y nos recapacite para enfrentar ágilmente cada día de nuestras vidas. Ya que solo nos podemos hacer nada; necesitamos de Dios para pasar la meta con gozo y llevarnos el premio de su eterno amor.

Oración ilustre:
"Padre nuestro que estás en los cielos, gracias por cada victoria, por cada sonrisa y ganancia. Te pido en este mismo instante que me ayudes a pelear la buena batalla de la fe con tu poder indescriptible. Porque sé que solo/a, yo no puedo, ya que me perdería en un mar de confusiones y dolores. Guíame por el sendero de tu justicia, no me dejes caer en las dudas del enemigo, lléname de tu perfecta sabiduría.

Padre, estoy caminando por un oscuro lugar lleno de piedras que aterrorizan mi vida, tengo miedo de caer, de no ser lo que tú quieres que sea. Por favor luz mía lléname de paz y dame las fuerzas para soportar los dardos del maligno; no dejes que mis ojos se desvíen más de la cuenta. Se tú siempre mi prioridad. Hazme confiar plenamente en ti. ¡Alabado seas, Maestro de mi alma!

Susúrrame al oído palabras dulces , y grandiosas para seguir tus huellas y hallar la meta verdadera.

Muchas cosas me quieren acorralar y quitarme la vida, llenándome cada día de nuevas heridas. Padre, sana mi alma y llévame a la victoria como un soldado de Cristo que no se echa para atrás, sino que sigue de pie y lucha por lo que cree con las armas correctas. Y esas armas son: Tú, Cristo, El Espíritu Santo, la Biblia, la Iglesia y la oración. Amén."

¡Dios les bendiga!
Att.Y.E.M.C.

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